Alejandra de Argos por Elena Cue

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Es posible que David Hockney sea el artista vivo británico más famoso en la actualidad. Sus obras se reparten por las mejores colecciones y museos del mundo; su nombre en el cartel de una exposición arrastra multitudes. Sus incisivos retratos, vibrantes piscinas y la potencia de sus últimas obras (realizadas con tecnologías de vanguardia) revelan a un artista con una capacidad creadora que sobrevive a cualquier escuela o movimiento. El pintor, dibujante, grabador y escenógrafo que se volvió rubio “because blonds always have more fun” es una figura fundamental para comprender el arte de los siglos XX y XXI. Transgresor del pop art, trabajador incansable y artista explícitamente sexual, David Hockney convierte sus deseos y sus pasiones en intensas zonas de color que disparan directamente al corazón y la mente del espectador.

Es posible que David Hockney sea el artista vivo británico más famoso en la actualidad. Sus obras se reparten por las mejores colecciones y museos del mundo; su nombre en el cartel de una exposición arrastra multitudes. Sus incisivos retratos, vibrantes piscinas y la potencia de sus últimas obras (realizadas con tecnologías de vanguardia) revelan a un artista con una capacidad creadora que sobrevive a cualquier escuela o movimiento.

El pintor, dibujante, grabador y escenógrafo que se volvió rubio “because blonds always have more fun” es una figura fundamental para comprender el arte de los siglos XX y XXI. Transgresor del pop art, trabajador incansable y artista explícitamente sexual, David Hockney convierte sus deseos y sus pasiones en intensas zonas de color que disparan directamente al corazón y la mente del espectador.

 

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Retrato de David Hockney en la presentación de la exposición "82 retratos y un bodegón". Lafabrica.com

 

Una exposición y un cuadro por un diploma

A diferencia de otros grandes artistas contemporáneos (como su amigo Lucien Freud), David Hockney no tuvo que enfrentarse a la escuela o su entorno social para defender su necesidad de crear. Apoyado por su familia, cursó estudios en el Bradford College of Art y en el prestigioso Royal College of Art, donde coincidió con otra figura fundamental de la pintura contemporánea, R. B. Kitaj. El año 1961 supuso una inflexión en su trayectoria como artista, así como un hito en la historia del arte contemporáneo británico: ese año la exposición Young Contemporaries reunió las obras de Hockney, Kitaj, Blake y Allen Jones (entre otros), estando hoy considerada como el punto de partida del pop art británico.

 

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Life painting for a diploma (1962). En Dazedimg.dazedgroup.netdna-cdn.com

 

Sin embargo, Hockney nunca llegó a identificarse completamente con el arte pop. Y no es de extrañar: su obra es mucho más rica, amplia y versátil de lo que permite el cliché, jugando con influencias que van desde el expresionismo hasta las técnicas clásicas. Es en esta época cuando el joven Hockney empieza a mostrar la rebeldía irónica que le ha acompañado durante toda su vida. Cuando el RCA le negó la posibilidad de graduarse por no entregar dos trabajos de final de estudios (un desnudo femenino del natural y un ensayo escrito), pintó y presentó el lienzo Life painting for a diploma (Pintura al natural a cambio de un diploma, 1962) como forma de protesta. Además, dejó claro que no tenía nada que decir por escrito: sus obras hablaban por él. La institución británica tuvo que reconocer el talento y la proyección de Hockney, y cambió sus normas para permitir su graduación.

 

La plástica de la sexualidad: obras reveladoras

Abiertamente homosexual, ya desde sus primeras (y brillantes) obras David Hockney quiso reflejar en su trabajo las relaciones sentimentales/sexuales entre personajes masculinos. Un tema que aparece reflejado en obras como We Two Boys Together Clinging (Nosotros, dos chicos juntos y bien pegados, 1961), pintura de estilo abiertamente expresionista cuya estética y título no dejan lugar a dudas. La valentía de Hockney no se vio reducida a su vida personal sino que abarcó también su expresión artística: allá donde todos se adherían a las consignas del pop art, él se decantó por una estética con reminiscencias clásicas y un punto de vista completamente personal. De la escuela pop adoptó los colores brillantes, las zonas planas, el uso de la pintura acrílica (innovador en los años 60 del siglo XX) y la ironía y el descaro propios de muchos artistas de su generación. Del expresionismo, la mancha y el trazo libre; y de los clásicos, el uso del claroscuro, la línea nítida y la perfección formal.

 

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We Two Boys Together Clinging (1961). Fotografía de John Webb. En Artuk.org.

 

La vida sentimental de David Hockney se refleja sutilmente en muchas sus obras. Su pasión por el retrato motivó que muchas de sus parejas le sirvieran como modelos para sus pinturas. Es el caso de Portrait of an Artist/Picture with two figures (1972), donde Hockney nada en una piscina ante la mirada de su compañero de entonces, el también artista Peter Schlesinger. La expresión absorta de Schlesinger y el contraste entre su atuendo con la casi total desnudez del nadador parecen traslucir una sensación de separación entre ambos, con el agua cristalina creando una barrera insalvable. Pintada cuando la relación empezaba a terminar, la obra parece simbolizar el alejamiento entre los integrantes de la pareja. Un alejamiento magistralmente reflejado por Hockney, que hace suyos los colores brillantes y la naturaleza lujuriante del verano de California para sugerir una premonición de la ruptura.

 

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Portrait of an Artist/Picture with two figures (1971). En Elcuadrodeldia.com.

 

Los años 60 y 70 y el protagonismo de las piscinas

Hablar de David Hockney como “el pintor de las piscinas” no hace justicia a su magnífica obra. Y aún así, no cabe duda que los vasos azules de aguas cristalinas que descubrió desde el avión la primera vez que voló a California supusieron un punto de inflexión en su trayectoria. A partir de los años 60 las piscinas se convierten en protagonistas absolutas de muchos de los cuadros más importantes de Hockney, como el ya mencionado Retrato de un artista, El gran chapuzón (1967) o Peter saliendo de la piscina de Nick, premiada en 1967. Los colores de Hockney se hacen más vivos y brillantes, acercándose más al pop art americano pero siempre manteniendo esa cualidad clásica que pervive en toda su obra.

Son grandes pinturas llenas de color y calor, marcadas por una modernidad que todavía hoy nos sorprende y que incluyen innovaciones pictóricas llenas de interés. Sin ir más lejos, la forma personalísima empleada por Hockney para reflejar la incidencia de la luz sobre el agua ondulante mediante sinuosas líneas blancas entrecruzadas, que queda perfectamente plasmada en la obra Sunbather de 1966.

 

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Sunbather (1966). En Elcuadrodeldia.com.

 

Las escenografías y joiners de un artista inquieto y versátil

La obra de David Hockney abarca mucho más que lienzos y pinturas. Creador versátil por excelencia, ha destacado en disciplinas como la fotografía, la escultura, el grabado o las artes digitales. Uno de sus campos de acción es el de la escenografía, donde ha realizado diseños escénicos para obras como Ubu Rey (1966, Royal Court Theather de Londes), The Rake’s Progress (1975) y La Flauta Mágica (1978), estos últimos para el Festival de la Ópera de Glyndebourne. También ha creado vestuario y escenarios para las puestas en escena de Turandot de Puccini o Tristán e Isolda de Richard Wagner, entre muchas otras.

Entre los trabajos de David Hockney, su producción de fotocollages destaca por su potencia innovadora. Bautizadas por su creador como joiners (ensambladores), son obras creadas a principios de los años 80 con una cámara Polaroid al principio, y con impresiones comerciales de 35 mm posteriormente. Los trabajos muestran imágenes de un mismo sujeto, reunidas y colocadas ordenadamente en grandes superficies para crear un efecto similar al de un pixelado digital, lo que de nuevo convierte a Hockney en un precursor. Los joiners muestran dos de los temas más queridos al artista: paisajes naturales y retratos. Durante esta época la fotografía tuvo para Hockney una relevancia importante (hasta el punto de abandonar la pintura), pero al final abandonó la disciplina por las limitaciones creativas que terminó por encontrar en ella.

 

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 Still Life with Blue Guitar (Joiner de 1982). En Arthive.com  

 

Un artista en investigación constante

David Hockney siempre ha mostrado una pasión sin límites por la tecnología, abrazando desde un primer momento todas las posibilidades que le esta ofrece para el desarrollo de su arte. Lejos de criticar las nuevas formas de arte para defender el trabajo artístico artesanal (algo habitual en muchos de sus coetáneos), Hockney hace suyas las nuevas herramientas informáticas y digitales para crear obras sorprendentes y magníficas. Sus trabajos realizados utilizando un iPad son probablemente los más conocidos, y han recorrido los mejores museos del mundo en forma de exposiciones multitudinarias. A partir de la pantalla, las obras de Hockney pasan a formar parte de proyecciones audiovisuales o imágenes impresas que conforman grandes composiciones. Es el caso de Bigger Trees Near Warter Or/Ou Peinture Sur Le Motif Pour Le Nouvel Age Post-Photographique (2007), la obra de mayor envergadura creada por el artista hasta la fecha.

 

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Bigger Trees Near Warter Or/Ou Peinture Sur Le Motif Pour Le Nouvel Age Post-Photographique (2007). Foto: Richard Smith. En Artuk.org.

En la actualidad, David Hockney continúa investigando y creando a tiempo completo, con una fuerza imparable que ni su avanzada edad ni la pérdida de audición parcial que sufre pueden detener. Sus obras, llenas de luz, color y reflexión sobre la naturaleza y la condición humana, son un legado que abrirá infinitos caminos a los artistas más inquietos de las próximas generaciones.

 

Exposiciones

David Hockney ha participado en más de cuatrocientas exposiciones, en solitario o como parte de un colectivo. Desde la primera gran retrospectiva que le dedicó la Whitechapel Gallery de Londres en 1970 hasta nuestros días, prácticamente todas las muestras dedicadas al artista británico se han convertido en acontecimientos de relevancia en el mundo del arte contemporáneo. En el año 2006, la National Portrait Gallery de Londres presentó una de las muestras más importantes de retratos realizados por el artista, con 150 obras realizadas durante más de cinco décadas. Tres años después, la exposición David Hockney: Just Nature congregó a alrededor de cien mil personas en Alemania. Durante los últimos años se han realizado varias muestras de relevancia mundial, entre las que destacan:

 

 

A bigger picture (2012)

 

 

Organizada por la Royal Academy of Arts de Londres, la muestra A bigger picture centró la selección de obras en el tema del paisaje. La exposición incluía cuadros al óleo, acuarelas y trabajos realizados con iPad e impresos sobre papel; posteriormente viajó al Museo Guggenheim de Bilbao (2012) y al Ludwign Museum de Colonia (2013).

 

 

A bigger exhibition (2013)

 

 

Un año después, el Fine Arts Museum de San Francisco (EEUU) organizó A bigger exhibition, la mayor retrospectiva individual de la obra de David Hockney hasta la fecha. La exposición congregó obras realizadas entre 1999 y 2013 en distintas disciplinas, desde dibujos creados con ayuda de una cámara lúcida hasta obras digitales.

 

 

David Hockney (2017)

 

En esta ocasión, fue la Tate Britain de Londres la que presentó una gran exposición dedicada al artista, con motivo de su 80 cumpleaños y con una gran selección de obras creadas a lo largo de toda la trayectoria de Hockney. La muestra viajaría después al Centro Georges Pompidou de París y al MoMA de Nueva York.

 

Libros

 

“El conocimiento secreto”. David Hockney, 2001

Hockney examina las grandes obras de la historia de la pintura y el dibujo, especialmente las que le son más queridas, en busca de las técnicas ópticas que ayudaron a los grandes maestros a realizarlas. El libro reproduce estas orbas y también la descripción realizada por el propio Hockney, que desde un punto de vista experto desgrana con pasión las ingeniosas técnicas antiguas, acompañando las explicaciones con dibujos y fotografías realizadas por él mismo. Una obra imprescindible para profundizar en el arte de todos los tiempos, de la mano de uno de los creadores más influyentes de la actualidad.

 

“Una historia de la imágenes”. David Hockney y Martin Gayford. 2018

Desde los bisontes de Altamira hasta la pantalla de la tablet o el iPad, el arte evoluciona a un ritmo frenético sin perder su cualidad plástica y sus propios desafíos. Especialmente, el reto esencial que se les plantea a pintores, dibujantes, grabadores y fotógrafos, y que el propio Hockney define como “representar el mundo tridimensional sobre una superficie bidimensional”. Así, el libro traza una historia de dichas imágenes como herramienta para descubrir el mundo y a sus habitantes.

 

“David Hockney. A bigger book”. Ed. Taschen, 2016

Con motivo de las dos grandes exposiciones dedicadas a David Hockney en 2012 y 2013, la emblemática editorial Taschen publicó este gran libro en formato SUMO. Un impresionante libro de gran formato, con toda la obra del artista plasmada en imágenes mediante un fascinante recorrido visual y textual. Se trata de una obra de coleccionista limitada a 9.000 ejemplares.

 

 

Con motivo de la celebración de la Feria del Libro estos días en Madrid, hablamos sobre "La llamada de la tribu" (Editorial Alfaguara), el último libro publicado por Mario Vargas Llosa: un ensayo intelectual y político a través de los pensadores y literatos que han conformado su pensamiento. En estos días, ¿qué libro de la literatura española actual recomendaría? De las últimas cosas que he leído, quizá lo más interesante sea un libro de Javier Cercas, El impostor (Editorial Literatura Random House). Es un libro maravilloso, porque es al mismo tiempo un reportaje que se lee como una novela, y trata sobre un personaje que parece increíble que sea real. Ese libro es muy entretenido y divertido. 

 Autor: Elena Cué

 

 Mario Vargas Llosa foto por Elena Cue 

Mario Vargas Llosa. Fotografía: Elena Cué

 

Con motivo de la celebración de la Feria del Libro estos días en Madrid, hablamos sobre "La llamada de la tribu" (Editorial Alfaguara), el último libro publicado por Mario Vargas Llosa: un ensayo intelectual y político a través de los pensadores y literatos que han conformado su pensamiento. 

En estos días, ¿qué libro de la literatura española actual recomendaría?

De las últimas cosas que he leído, quizá lo más interesante sea un libro de Javier Cercas, El impostor (Editorial Literatura Random House). Es un libro maravilloso, porque es al mismo tiempo un reportaje que se lee como una novela, y trata sobre un personaje que parece increíble que sea real. Ese libro es muy entretenido y divertido. 

En su último libro, "La llamada de la tribu" (Editorial Alfaguara), hace una defensa ferviente de la doctrina liberal.  E n relación con la información, ¿cómo se conjugan en la actualidad libertad de expresión y las noticias falsas?

Creo que ese es uno de los grandes problemas de nuestra época. Tenemos una verdadera revolución en el campo de las comunicaciones, y eso, sin embargo, en lugar de difundir la verdad de lo que ocurre por el mundo, ha permitido que la ficción se introduzca dentro de la comunicación y que hoy sea ya muy difícil saber qué cosas son ciertas y qué cosas son mentira, pero que pasan cómo verdad. Esas son las famosas posverdades de nuestro tiempo. 

Elon Musk ha dicho recientemente que quería crear un servicio -algo así como una agencia de calificación- para que los lectores conociéramos el rigor de los periodistas y de los medios de comunicación ¿Qué le parecería?

Ojalá existiera una referencia que fuera realmente seria y válida, y que calificara en función de la verdad y de la mentira de los medios de comunicación. Los seres humanos estamos totalmente confundidos respecto a lo que hoy es la comunicación. Nos hacen pasar gato por liebre con muchísima facilidad. Sin embargo, lo peor es que hay Estados que tienen una tecnología al servicio de difundir mentiras como si fueran verdades. Y eso conspira tremendamente también contra la existencia de sociedades democráticas. La democracia se basa en que la verdad prevalezca sobre la mentira, y si la frontera entre ambas es cada vez más oscura y difusa, entonces es la sociedad democrática la que está amenazada por la entronización de las famosas posverdades.

Nos instrumentalizan.

La libertad desaparecería, la gente –a la hora de votar– se basaría muchas veces en hechos completamente falsos o exagerados o deformados, o simplemente mentiras flagrantes.

Cuenta en su libro que en su juventud fue un entusiasta del marxismo pero que, sin embargo, acabó apartándose de esta ideología al constatar,  tras sus viajes a Cuba y a la Unión Soviética, cómo se materializaban esas ideas ¿Cree que el liberalismo ayuda más que el marxismo a mejorar las condiciones de las clases más humildes?

Sin ninguna duda. Para eso basta con echar una mirada a cuáles son los países donde la política ha sido más eficaz para derrotar a la miseria, a la pobreza, aquellos en los que se han creado las mejores condiciones de vida para el conjunto de los ciudadanos. No hay un solo país marxista que figure entre ellos, y los países que han alcanzado los más altos niveles de vida son países democráticos que aplican políticas de tipo liberal, como el caso de los países nórdicos, Suiza, etc. En Asia, los países que se han desarrollado más son democracias, o son países que han ido dejando atrás el autoritarismo y acercándose cada vez más a lo que hoy es una sociedad liberal y democrática.

En cambio, al otro lado, los países marxistas se han ido descalabrando y desapareciendo uno tras otro, y no por una intervención externa, sino por la incapacidad total de sus instituciones para satisfacer los más elementales anhelos e ilusiones de una sociedad.

¿Por qué cayó la Unión Soviética?

Cayó la Unión Sovietica pero nadie la atacó, sino que se desplomó por su incapacidad para crear justamente una sociedad moderna, eficiente, con trabajo para todo el mundo y con unos niveles de vida aceptables.


¿Por qué China, país comunista, se vuelve de repente capitalista?

Se vuelve capitalista por la incapacidad del sistema estatista y colectivista de crear trabajo y condiciones de vida aceptables para todos sus ciudadanos. Creo que esa es la prueba más contundente y definitiva de que el socialismo, sobre todo en su versión comunista, no funciona.

Adam Smith, Popper, Hayek, Ortega y Gasset, Raymond Aron, Isaiah Berlin y Revel son los siete pensadores liberales que aparecen en su libro. ¿Hay algo que es común a todos ellos?

Esa actitud tolerante, de admitir que la verdad no siempre es evidente, flagrante, que muchas veces es difusa, oscura, y que por lo tanto se pueden cometer muchísimos errores, y que lo que debe combatirse siempre en el campo político es el dogmatismo, la imposición autoritaria de determinados principios o de ciertos métodos. En ese campo, creo que el liberalismo ha sido siempre una doctrina absolutamente tolerante, y esa tolerancia es, para el liberalismo, la mejor defensa contra la violencia.

¿El neoliberalismo de Hayek tiene que ver algo con el actual, tan radical?

Lo atacan mucho a Hayek, porque digamos que tenía una fe tan grande en que el mercado libre resolvía prácticamente todos los problemas, que se lo acusa de extremista. Algo de eso había en él, muchas veces exageraba esas convicciones y llegaba por ejemplo a sostener cosas que a mí me parecen absolutamente falsas, como que había más libertad en Chile con Pinochet que con Allende. Creo que es una barbaridad por lo que fue muy criticado. Y con razón. Pensar que una dictadura que mata o que impone una censura de prensa puede ser más libre que una sociedad democrática –aunque extremista– como la de Allende me parece una inexactitud flagrante.

¿Dónde se situaría el liberalismo?

Ahora hay tendencias que están muy cerca del liberalismo, por ejemplo la socialdemocracia colinda muchas veces con él. Por otro lado, hay aspectos del conservadurismo que colindan con el liberalismo. De hecho, yo cito ahí el caso de Reagan o Thatcher, que fueron gobernantes conservadores y que sin embargo hicieron en el campo económico reformas profundamente liberales sin complejos, trayendo además numerosos beneficios a sus propios países. Creo, por tanto, en el liberalismo caben muchos matices diferentes, en la que la crítica pueda someter siempre todas las leyes y las reformas a una mejora posible, a un perfeccionamiento sistemático, eso que Popper llama el reformismo permanente. Al final es esa la doctrina que ha llevado los países a alcanzar las mejores formas de desarrollo económico y social, así como de tolerancia democrática.

¿Esta usted de acuerdo con Hayek en que los intelectuales son enemigos de la libertad porque están alejados del mercado?

Por desgracia, en el siglo XX creo que los intelectuales han dado un ejemplo de ceguera política extraordinaria. En primer lugar, por no ver cómo la realidad estaba muy por debajo de las grandes ilusiones del socialismo marxista. Y finalmente, porque ellos han contribuido más que nadie a devaluar los principios democráticos y a presentar la democracia como la máscara de la explotación, del colonialismo, etc., algo que la democracia no ha sido nunca. Por tanto, pretender alcanzar el paraíso como se proponía el marxismo condujo, al final, a construir verdaderos infiernos en la tierra. En cambio, la democracia no espera crear el paraíso, sino que espera crear un sistema perfectible y que puede renovarse periódicamente, progresando y combatiendo cada vez con mayor eficacia todos los grandes problemas, como la educación, el trabajo y la salud. Y eso es una realidad que está demostrada por los hechos, porque las sociedades más avanzadas, menos imperfectas, son las sociedades democráticas, es decir, liberales.
Es cierto que la democracia no es perfecta. Ha habido en su seno corrupción, sin ninguna duda, y eso es una realidad. Pero las democracias más imperfectas son siempre preferibles a las dictaduras más perfectas. 

En un mundo en el que la producción de riqueza se ha convertido en el principal valor, ¿cuál cree que es la función del intelectual hoy?, ¿deberían los intelectuales implicarse activamente en la sociedad y la política?

Creo que es un principio democrático básico el de la participación. Si uno no participa en el debate público, no tiene derecho a quejarse, aunque sólo sea en el campo del lenguaje. No hay nada que destruya tanto el lenguaje como la política, porque la política está hecha de lugares comunes, de frases hechas, de frases que no expresan la verdad, la realidad. En ese campo los intelectuales tendrían un papel importantísimo que desempeñar. Y, en otro sentido, creo que una sociedad sin ideas es una sociedad condenada a la muerte.

¿Y de dónde tienen que proceder esas ideas?

Las ideas proceden de la cultura. Es su gran fuente, su surtidor. En este sentido, pues, los intelectuales deberían ser como estos siete pensadores de mi libro que han contribuido, de una manera muy decisiva, al perfeccionamiento de la doctrina democrática y de sus instituciones. Ahora bien, lo ideal en el intelectual debería ser que diferenciara la ficción de la realidad. Hay una realidad que puede ser perfecta, que es la realidad que nosotros creamos a través de la pintura, de la poesía, la literatura, etc. En ese dominio se puede alcanzar la perfección. Donde no se puede alcanzar es en el dominio social y político. Es imposible que para toda una sociedad los valores sean los mismos, o que todos estemos de acuerdo en qué es lo bello, el verdadero placer o cuáles son los grandes logros. Esas cosas varían enormemente según la idiosincrasia o la personalidad de cada cual. En ese campo, lo fundamental es que haya una gran libertad, en la que cada cual pueda organizar su vida de acuerdo a sus propios valores, sin perjudicar o estropear los de los demás. 

En ese sentido, los intelectuales tienen una gran responsabilidad.

Considero que sí. El caso de Sartre, por ejemplo. Yo fui un gran lector y seguidor suyo. Y sin embargo, Sartre terminó defendiendo la revolución cultural china, que produjo veinte millones de víctimas. Por otro lado, en lo único que Sartre creo que fue muy lúcido fue en su postura anticolonial. Pero después, defendió la Unión Soviética, la revolución cultural china, que fue una de las monstruosidades más increíbles.

En su libro habla de más casos que el de Sartre.

Si, no solamente Sartre: cuántos intelectuales franceses lúcidos, como Roland Barthes, fueron a China. Un exquisito, un purista como él, ¿qué hacía defendiendo las matanzas, los estragos espantosos? Todo el grupo Tel Quel fue a China, rindiendo una especie de gran homenaje a Mao y a su Libro Rojo. Hay una contradicción ahí que nos resulta difícil de entender. Yo creo que es esa ilusión de que el comunismo iba a garantizar esa sociedad perfecta, que iba a ser como una gran obra de arte, como una gran pintura o sinfonía. Y al final, ¿qué cosa creó ese comunismo? Infiernos en este mundo.

¿Qué le parecen las medidas económicas tomadas por Trump; aquellas que afectan a la desregularización de la banca, la bajada de los impuestos o la subida de los aranceles?

A un liberal, la bajada de los impuestos le parece en principio bien. Pero la política de Trump es completamente contradictoria, porque si, por una parte, parece ser liberal, por la otra es lo más reñido con el liberalismo que pueda existir, como en el caso de la creación de fronteras. Fíjate que eso contradice la gran tradición norteamericana de fronteras abiertas. EE.UU. es un país de inmigrantes, un país cuya grandeza proviene además de haber abierto los brazos al mundo entero y haber traído inmigrantes prácticamente de todas las culturas y que, gracias a lo que los americanos llaman melting pot (crisol), los integró en una sociedad que fue realmente la locomotora del progreso. Creo que toda la política de Trump va en contra de toda esa gran tradición liberal norteamericana.
Por otra parte, es muy difícil de encontrar en Trump una coherencia política –nacional o internacional– y económica, porque se contradice permanentemente. Es la confusión sistemática. Por ejemplo, creo que su política antiinmigratoria está muy reñida con todos los principios democráticos liberales. Separar padres e hijos es cruel, es inhumano, y está reñido precisamente con ese espíritu democrático.
Nunca me hubiera imaginado que EE.UU., que parecía una sociedad muy avanzada, pudiera elegir a un personaje como Trump, que es básicamente un populista. Es una persona impredecible.

 

 Mario Vargas Llosa. Foto Elena Cue 

Mario Vargas Llosa. Fotografía: Elena Cué

 

Tres, de los siete pensadores que aparecen en su libro son judíos, de entre ellos, Isaiah Berlin está a favor del sionismo, y Popper en contra de él. En referencia al conflicto entre Israel y Palestina hoy, ¿cuál es su opinión al respecto?

Lo que parecía la solución era la de los dos Estados. Eso tenía el aval de las Naciones Unidas y prácticamente había un consenso internacional para que hubiera esa repartición del territorio palestino entre Israel y Palestina. Por lo menos la mitad de la población israelí estaba de acuerdo y había ese movimiento extraordinario que se llama “Paz Ahora”. 

Sin embargo, creo que hay un momento crítico, que es cuando Israel acepta prácticamente devolver el 95% de los territorios ocupados, y acepta también que Jerusalén sea la capital tanto de Israel como de Palestina. Y esa propuesta la rechaza Arafat, y pienso que eso fue un error gravísimo.

¿Por qué?

Porque desde entonces la sociedad israelí llega a esa convicción –que le inculcó muchísimo Sharon– de que no había posibilidad alguna de llegar a un acuerdo con los palestinos. Eso ha hecho que la sociedad israelí se haya vuelto cada vez más reaccionaria, conservadora y que el movimiento pacifista se fuera encogiendo cada vez más. En este sentido, la tradición de Sharon es una tradición que Netanyahu ha ido radicalizando.

Esta situación no beneficia a nadie.

Desde luego, este estado de cosas no sólo no le conviene a Palestina sino sobre todo a Israel. Es un país que vive en un permanente peligro, con una movilización militar constante y cercado de enemigos. Y, además, es un país que se ha vuelto muy duro, muy violento y militarizado, y por tanto es muy difícil defender hoy Israel después de tantas matanzas. Sí, el país es muy fuerte, pero no se puede vivir en esas condiciones. No se puede vivir exigiendo a los jóvenes que hagan tres años de servicio militar obligatorio. ¿Qué tipo de vida de esa?
Cada vez hay más intolerancia recíproca. Porque por supuesto, también en el mundo palestino las fuerzas más radicales son las que prevalecen. La solución no se ve, pero lo que está clarísimo es que ese estado actual no puede mantenerse indefinidamente.

Y, ¿cuál sería su balance de este primer año de Macron como Presidente de la República Francesa

Tengo mucha simpatía por él. Creo que ha librado a Francia de caer en brazos de la extrema derecha, fascistoide, como la del Front National, y ha devuelto a la democracia francesa una juventud, un idealismo y un dinamismo que había perdido. Y no solamente a Francia, sino a la unidad europea, porque Macron ha hecho una campaña no sólo a favor de Francia, sino a favor de la Unión Europea, que gracias a él se ha revitalizado extraordinariamente. Además, ha conseguido incorporar a la vida política gente que estaba absolutamente distanciada y harta del campo político, dándole amplitud y generosidad.
En cierto modo, ha sido la salvación de Francia en el momento crítico en que se encontraba, sin ninguna duda.

En su libro habla de los "órdenes espontáneos"; aquellos no decididos individualmente por las personas sino los que surgen a lo largo de la historia de forma espontánea como el lenguaje, la propiedad privada, el comercio, el mercado. ¿Cuáles diría que son los órdenes espontáneos de nuestra época?.

 Él cree una cosa fantástica: que las instituciones que realmente prevalecen no son aquellas que se crean desde el poder, sino que arrastramos desde el pasado. Es decir, que han ido sobreviviendo a lo que es el correr del tiempo, a las nuevas experiencias, aquellas que han demostrado que eran capaces de transformarse con el tiempo, con la tradición. Y esos “órdenes espontáneos” son las mayores garantías que tiene una sociedad de prosperar. Creo que eso es un acierto total de Hayek. 

¿Las reivindicaciones actuales de las mujeres podrían estar entre ellos?

Sin ninguna duda. Ahora vemos cómo ha surgido, y creo que va a ser un movimiento irresistible, que terminará imponiéndose en todas partes. ¿Por qué? Porque hay un acto de justicia esencial. La mujer, por ser mujer, ha estado condicionada a lo largo de la historia a ser discriminada, a ser marginada, y ha llegado un momento en la evolución de la humanidad en que eso es ya intolerable. Y no sólo es intolerable para las mujeres, sino para todas las personas que son cultas y tienen un poco de sensibilidad. Esa movilización reciente por la igualdad de género es un magnífico ejemplo de orden espontáneo.

Nos quejamos de una menor calidad cultural y, sin embargo, en la actualidad los museos están llenos, el turismo es masivo, se editan miles de libros cada año... ¿Es éste otro orden espontaneo de nuestro tiempo?

Yo no soy tan optimista en el campo de la cultura. Se ha extendido, pero se ha frivolizado y banalizado mucho. Lo ideal sería que se extiendiera mucho, pero sin frivolizar, porque si no hay una cierta jerarquía, si los valores se confunden, si ya no hay excelencia y mediocridad y nulidad en el campo de la cultura… No deberían desaparecer las élites, obviamente sí las de sangre, pero en el campo cultural hay ciertas vocaciones que exigen una cierta discriminación. Y eso son los que determinan los estándares de excelencia cultural. Esa discriminación sería el esfuerzo, la disciplina y el talento básicamente, que hace que ciertas personas, ciertos individuos lleguen muchísimo más arriba. Eso no podemos dejar de reconocerlo, porque si pretendemos igualar por lo bajo al final es la cultura la que se desploma.

   

 

- Entrevista a Mario Vargas Llosa -                                    - Alejandra de Argos -

En 2004, a los 50 años de la muerte de Frida Kahlo (México D.F. 1907-1954), aparecen millares de objetos suyos: fotografías, diarios, dibujos, libros... También botes de analgésicos, corsés ortopédicos, batas de hospital, su barniz de uñas a medio usar, peines, el bote de Shalimar -el perfume, con el que trataba de camuflar el ”olor a perro muerto de mi cuerpo”- su ropa, el lápiz de cejas de Revlon y los lazos de seda rosa de sus trenzas... Hoy todos estos vestidos y enseres transformados en personajes de una narración salen por primera vez de su hogar, La Casa Azul, en Coyoacán, rumbo al museo Victoria & Albert de Londres. Es la exposición Frida Kahlo: Making Her Self Up.Es una historia que hoy encabezaría muchos titulares de fake news.Frida Kalho 

 

 

En 2004, a los 50 años de la muerte de Frida Kahlo (México D.F. 1907-1954), aparecen millares de objetos suyos: fotografías, diarios, dibujos, libros... También botes de analgésicos, corsés ortopédicos, batas de hospital, su barniz de uñas a medio usar, peines, el bote de Shalimar -el perfume, con el que trataba de camuflar el ”olor a perro muerto de mi cuerpo”- su ropa, el lápiz de cejas de Revlon y los lazos de seda rosa de sus trenzas... Hoy todos estos vestidos y enseres transformados en personajes de una narración salen por primera vez de su hogar, La Casa Azul, en Coyoacán, rumbo al museo Victoria & Albert de Londres. Es la exposición Frida Kahlo: Making Her Self Up.

 

Frida Kahlo 1

Corsé y enagua de Frida Khalo, fotografía en Frida by Ishiuchi (Ed RM)

 

Es una historia que hoy encabezaría muchos titulares de fake news. Al morir Frida Kahlo, el pintor Diego Rivera, en el intento de preservar la intimidad de la pareja, manda cerrar dos cuartos de baño de La Casa Azul llenos de objetos y documentos. En el momento en el que se reabrió el pequeño baño adyacente al cuarto de la artista, también se reabrió a nuestros ojos el mensaje que la ropa de Frida transmitía. Frida y Diego fueron personajes intensos, terribles en momentos poéticos o de ternura conmovedora en otros. En el centenario de su nacimiento la prensa anuncia la aparición de 22.105 documentos, 5.387 fotografías, 168 trajes, 11 corsés, 212 dibujos de Diego, 102 de Frida, 3.874 revistas y publicaciones 2.170 libros. Estos documentos se recogen en varios libros: Frida Kahlo: sus fotos, Frida by Ishiuchi y Demerol (los tres en Ediciones RM).

 

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Maquillaje de Frida Kahlo fotografía en Frida by Ishiuchi (Ed RM)

 

El cisma del cuerpo de Frida Kahlo empieza cuando tenía seis años; un ataque de poliomelitis la obliga a guardar cama durante nueve meses. Los médicos, los calmantes y el dolor aparecen en su vida. La pequeña Frida vuelve a levantarse con una pierna atrofiada y un complejo; los chicos del barrio la llaman Frida-pata-de-palo. Le gusta trepar por los árboles y aprende a remontar pero su pierna permanece muy delgada. Ella la camufla con varios pares de calcetines y botas altas. Desde pequeña empieza a hablar con la ropa.

 

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Botas de Frida Kahlo, fotografía en Frida by Ishiuchi (Ed RM)

 

17 de septiembre 1925: el accidente

Frida Kahlo tenía 18 años aquella mañana que salía con su novio y sus libros de la escuela: “Me subí en el autobús con Alejandro. Me senté cerca del asidero de la barra, y Alejandro se sentó a mi lado. Instantes después, el autobús se estrelló contra un tranvía. Fue un golpe extraño, no fue violento sino sordo. El golpe nos lanzó hacia adelante y la barra me atravesó como una espada atraviesa a un toro. Un hombre, viendo mi hemorragia terrible, me tumbó sobre una mesa de billar”.

Alejandro describió aquella visión: “Frida estaba completamente desnuda. Su ropa había desaparecido en el accidente. Un pasajero, sin duda pintor, había entrado al autobús con un paquete de polvo dorado. El paquete reventó y el polvo voló sobre su cuerpo ensangrentado”. Frida quedó cubierta por un rocío fantástico. Diagnóstico: triple fractura de columna vertebral, fractura de clavícula, fractura de la tercera y cuarta costillas, luxación del hombro izquierdo, triple fractura de la cadera, perforación del abdomen y la vagina, once fracturas de la pierna derecha, dislocación del pie derecho. Los médicos del hospital de la Cruz Roja recogieron su cuerpo en pedazos sin creer que pudiera sobrevivir a la mesa de operaciones. No parecía posible una capacidad de resistencia al dolor tan asombrosa, ni sus infinitas ganas de vivir.

Cuando sale del hospital, su madre la instala en una cama de columnas de cuyo baldaquino cuelga un pequeño espejo y manda construir un caballete especial... Frida queda encerrada en su mundo, concentrado en ese espejo de las dimensiones de un retrato. Durante el día lee mucho entre las visitas de sus compañeros de la Prepa: poesía china de Li Po, Bergson, Proust, Zola y también artículos sobre la revolución rusa y libros de estampas de Cranach, Durero, Botticelli o Bronzino. Pero con la caída de la tarde es devorada por las imágenes, dejándola sola, cerca del miedo. “La muerte baila a mi alrededor toda la noche”, escribe a Alejandro.

 

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Frida Kahlo en su cama, La Casa Azul, Coyoacán, México D.F.

 

 

Diego Rivera recuerda la aparición de Frida Kahlo en su vida: “Un día en el que trabajaba en los frescos del ministerio de Educación, escuché a una joven que me gritaba: Diego, por favor, baje de ahí. Debo hablarle de algo importante... En el suelo, por debajo de mí, estaba una chica de unos 18 años. Tenía un cuerpo bonito y nervioso. Llevaba el pelo suelto con unas cejas espesas y oscuras que se reunían en el nacimiento de la nariz. Parecían las alas de un mirlo...”. Rivera: 42 años, más de metro ochenta, 104 kilos, casado con Lupe Marín y uno de los “Tres Grandes” muralistas mexicanos, acepta el rol de novio de Frida. Era “la unión de un elefante y una paloma”, comenta su familia.

Diego era su Dios, su padre, su hijo, su “segundo accidente”. Cada mañana, como si fuera un ritual, Frida se interpretaba como un ídolo, diseñaba su vestuario y sus joyas para camuflar las heridas de su cuerpo. Ella se engalanaba para él como las mujeres de Tehuana, veía en la ropa indígena una declaración política, la reivindicación de su mexicanidad. Ese traje, dividido en tres partes, la enagua, el huipil -una blusa de corte cuadrado que le hacía parecer más alta- y su peinado de trenzas y flores, le permitían trucar la atención de la mirada del espectador hacia su cabeza y su torso, eludiendo la parte inferior de su cuerpo.

 

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Frida Kahlo y Diego Rivera.

 

La Casa Azul

La casa que es hoy Museo Frida Kahlo fue construida por su padre tres años antes de su nacimiento en el color del cobalto que alejaba los espíritus malditos. Fue agrandada por Diego y decorada por Frida para convertirse en un microcosmos de vegetación tropical: cactus, naranjos e ídolos aztecas encaramados a una pequeña pirámide donde reinaba una corte de animales, todos humanizados por sus nombres.

A la altura de 2004, uno de los momentos más emocionantes de la apertura de los cuartos sellados fue el descubrimiento del dibujo Las apariencias engañan: Frida radiografía su cuerpo troceado; pintó mariposas verdes sobre las fracturas de su pierna y una columna de fuste esbelto en el lugar de su columna vertebral. Cubrió después su cuerpo con un traje transparente pintado con un lápiz morado que dejaba ver un cuerpo en pie de guerra. Es curioso porque Kahlo que se vestía para tapar su invalidez dejaba, sin embargo, en sus cuadros esa misma invalidez descarnadamente a la luz.

 

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Cartel para la Exposición basado en el dibujo de Frida Kahlo Las Apariencias Engañan, Coyoacán, 2013

 

En 1937, León Trotski vive dos años en La Casa Azul, que se convierte en fortaleza del revolucionario ruso. El autor de La Revolución Permanente tardó poco tiempo en sucumbir ante la belleza de su anfitriona. Frida y Trotski se comunicaban en inglés, lengua que Natalia, mujer de Trotski, no entendía; en sus encuentros Frida le pasaba mensajes de amor envueltos en sus trajes.

 

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Frida Kahlo y León Trotski

 

Picasso también adornó a Frida: bajo sus trenzas de flores de buganvilia y lazos de lana, brillaban un par de pendientes en forma de mano que el malagueño le regaló en su viaje a Paris. Ella forzaba la mirada hacia su cara. Sus labios, pintados de rojo, aparecen en fotos y cuadros siempre cerrados: nunca enseñaba los dientes. Una de sus joyas invisibles eran sus incisivos de oro que, en ocasiones especiales, engarzaba con pequeños diamantes en punta de rosa.

 

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Frida Kahlo y los pendientes que le regalo Picasso

 
 
 
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Frida Kahlo pintando sus corsés.

 

“Yo soy la desintegración”

Desde principios de 1950, pasa un año ingresada en el Hospital Inglés ABC, de México. Diego reserva un cuarto a su lado y la estancia se transforma en una fiesta: “Conservé siempre el ánimo. Pasaba mucho rato pintando porque me mantenían a base de Demerol: aquella sustancia me hacía feliz.”

Un año antes de la muerte de Frida la galerista Lola Alvarez Bravo le organiza una exposición. Es abril de 1953. Diego ordena el traslado de su cama de columnas al medio de la sala. Frida hace una entrada triunfal entre las sirenas de la ambulancia; los invitados la rodean mientras ella sigue alimentada de analgésicos. Es la imagen del triunfo sobre el dolor. Después del homenaje, llega el veredicto de la amputación de la pierna derecha. Frida escribe en su diario: “Yo soy la desintegración”.

Desde entonces se dedicó a tunear los nuevos miembros de su cuerpo roto. Sus botas rojas, remate de su pierna ortopédica, decoradas con bordaos chinos, hilos de oro y cascabeles son sin duda los objetos más enigmáticos de la exposición. También los corsés, prueba evidente de su tortura. Su relación con ellos era una mezcla de necesidad y soporte pero también de rebelión. Desde entonces Frida se nos aparece avanzando en su silla de ruedas, adelantada por el rumor de sus joyas.

Mientras, la muerte se iba acercando de puntillas. Se vistió para permanecer en la cama y pintar: era su manera de prepararse para el viaje al cielo. Se daba cuenta de que se estaba matando: las drogas y el alcohol la aliviaban pero también la condenaban. A los 47 años, Frida Kahlo es incinerada. Se dice que a la salida del cuerpo del crematorio, Diego tragó un puñado de sus cenizas.

 

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Bota ortopédica de Frida Kahlo, fotografía Frida by Ishiuchi (Ed RM)

 

Frida Kahlo: Making Her Self Up

Victoria and Albert Museum

Cromwell Road, Londres

Comisarias: Claire Wilcox y Circe Henestrosa

Del 16 junio al 4 noviembre 2018

 

 

 

 

- Frida Kahlo: Las apariencias engañan -                                   - Alejandra de Argos -

 Autor: Elena Cué

 

 

  Giles Lipovetsky 

 

En sus libros el pensador francés Gilles Lipovetsky (Paris, 1944), más que juzgar, lo que hace es una descripción de nuestra realidad para que reflexionemos sobre ella. Profundiza en las características de nuestra cultura actual: el hedonismo comercial, el hipercapitalismo causa de la mundialización económica, el individualismo narcisista, la trivialización de la sexualidad y su uso como reclamo comercial... Pero también cómo ha afectado al arte. ¿Existe un nuevo concepto de cultura?, ¿vivimos la época del capitalismo artístico?, ¿qué papel juega el comercio en nuestras emociones?... Sobre estas cuestiones nos habla el filósofo, autor entre otros libros, de La Estetización del mundo, y que acaba de publicar un libro con el sugerente título de Plaire et Toucher (Gustar y tocar). 

En su libro, afirma usted que en la época del capitalismo artístico los valores económicos predominan sobre los valores estéticos, ¿cómo ha afectado esto al arte? 

Es un tema complicado. Desde el siglo XIX hemos establecido una separación tajante entre los valores del arte y los valores de la economía: el arte era una cosa pura, desinteresada y no comercial; por otro lado estaba el negocio, lo comercial, la búsqueda de dinero. Y entre esos dos mundos no había puente, no se podían vincular. Además, críticos de arte inteligentes como Baudelaire o escritores como Flaubert y luego los de las vanguardias artísticas detestaban el capitalismo. Y el capitalismo consideraba el arte como un tipo de decoración; era algo bonito, y poco más. Era como una bailarina. Existía al margen del mundo de la economía.

¿Cuándo cambiaron las cosas?

Creo que las cosas cambiaron desde hace medio siglo, aproximadamente. Andy Warhol comprendió bien ese punto de inflexión. Parece que el capitalismo es cada vez más capaz de integrar la dimensión artística. Basta con mirar el desarrollo de las marcas donde hay un trabajo de diseño hasta en los objetos más sencillos. Es evidente en el desarrollo de las tiendas, la investigación estética, la mercadotecnia, los escaparates; se busca una valoración estética de los productos comerciales que demuestra que el límite entre la economía y la estética es mucho más difuso que antes. Incluso en las marcas que no son de lujo. Por ejemplo, Zara en España ha tenido éxito vendiendo productos poco caros pero en tiendas muy bonitas. De este modo, la decoración, las cosas bellas están al alcance de todos.

Hoy en día los productos se distinguen por su diseño.

Y el éxito de Apple, por ejemplo, se debe en gran parte a su diseño.  Por otra parte, con la considerable producción industrial de hoy en día, la competencia económica está impulsando una enorme inversión en este aspecto. La dimensión estética, la dimensión del estilo, ya no es una cosa marginal; está en el centro del funcionamiento del capitalismo. Por eso he hablado de un capitalismo artístico, es decir, un sistema económico que incorpora la dimensión del arte de forma permanente y le otorga un peso considerable. Hoy en día las industrias culturales como la música y el cine son formas artísticas comerciales; son comerciales, pero son arte de todos modos y tienen un peso enorme. Anteriormente el arte era un mundo pequeñísimo que no tenía peso en la sociedad, pero hoy día es considerable. Cabe señalar que en los Estados Unidos, las industrias culturales, sobre todo el cine, las series de televisión y la música, generan más beneficios que Boeing. Son la primera exportación de los Estados Unidos; la creación estética se ha convertido en un motor económico.

Se crean nuevos valores...

En mi opinión, no son los valores los que importan, es el mundo que se construye lo que es importante. Lo importante es que el mundo en el que vivimos ha sido estetizado por una máquina económica; el capitalismo ha sido capaz de producir un mundo de arte, películas y música con una diversidad notable, y que ahora crea empleo, permite el crecimiento y las exportaciones. Igualmente es el mercado hoy el que transforma nuestro entorno colectivo con la calidad de los objetos que nos rodean, sobre todo el diseño. Solo hay que ver la diferencia entre los cafés y los restaurantes de Madrid en los años cincuenta y los bares y restaurantes de ahora, tan chics, con mucha decoración y en espacios muy atractivos, y sobre todo muy diversos.

La España de los años cincuenta era la época de la austeridad.

Por supuesto, y en Francia era igual. En el pasado, la estética era para los ricos. Por supuesto que existían el arte, los salones, pero para un mundo muy reducido. En el campo no había nada, no había ninguna investigación estética. Hoy en día el capitalismo ha permitido que la estética esté en todas partes. La gente tiene objetos bonitos, escucha música en sus teléfonos o en sus iPods, se viste con ropa de calidad. Algo ha cambiado profundamente.

Otra evolución muy interesante es la de los museos.

Desde el siglo XVIII el museo no tenía nada que ver con la economía. El museo era el lugar para las obras maestras, la rentabilidad no era un objetivo. Hoy sí, los museos tienen ahora una función económica. Una vez más el capitalismo ha sido capaz de introducirse en un mundo que anteriormente era puro. Hoy se espera que los museos tiren económicamente de toda una región: en Bilbao construyeron el Guggenheim y gracias al museo la ciudad de Bilbao ha podido renacer; el museo ha transformado la ciudad, que se ha convertido en el segundo destino turístico de España. Los museos tienen un impacto enorme sobre la vida económica.

También ellos han manifestado un cambio significativo.

Antes existía el mundo del arte por un lado y, por otro lado, el mundo de los negocios, la banca, el gran capital, etc. Pero en la actualidad es muy distinto, como demuestra el caso del museo: la ciudad invierte en un museo porque esperan beneficios, consecuencias económicas para la región, para el desarrollo del turismo cultural que aporta mucho dinero. Es más, el turismo se basa en la dimensión estética; los turistas quieren ver cosas nuevas y bellas.

Otro fenómeno sería la explosión del mercado del arte.

Es un fenómeno a tomar en cuenta; algo que pone de relieve cómo el capitalismo, poco a poco, se ha interesado en la dimensión del arte. En treinta o cuarenta años el mercado del arte ha adquirido dimensiones considerables y se ha convertido además en un lugar de especulación. Durante largo tiempo era un mundo de aficionados, de pequeñas galerías, era un mundo muy reducido. Pero hoy el mercado del arte es muy importante, los artistas llegan a ser ricos en poco tiempo. Ahí también los valores económicos han podido inmiscuirse en el mundo del arte.

Es díficil que no se entremezclen en nuestra época.

Creo que asistimos a la hibridación del mundo del arte y del mundo económico. Antes los dos mundos estaban separados. Pero cada vez más nos encontramos en entornos donde existen vínculos y mestizajes entre esos dos mundos que antes estaban separados. Antes mencioné a Andy Warhol, y él en los años sesenta marcó esa transición escribiendo una frase muy interesante: decía «I am a business artist» (soy un artista comercial). A partir de entonces algo cambia. La vanguardia, a la que pertenecen Andy Warhol y el Pop Art, ya no es un mundo separado del dinero, sino que reivindica el dinero. Warhol lo reivindica, lo afirma. Dice que el artista hace negocios, y que el negocio es arte. Se trata de un desarreglo, de algo totalmente nuevo que construye un mundo bastante interesante.

Entonces, ¿no es muy pesimista al respecto?

No comparto la visión pesimista de los que dicen que ahora no hay nada más que el dinero y el mercado y que, por lo tanto, la creación artística ha muerto. Godard decía eso en relación con el cine, decía que ya no existía el cine, que solo quedaba la televisión. Pienso que es completamente falso. Claro que existe un cine comercial, pero en la actualidad hay una multitud de creaciones diversas en la música, en la moda, en el cine que ponen de manifiesto una riqueza enorme en la creación. Y no vivimos en sociedades sin creatividad, es más bien lo contrario. Las creaciones son menos espectaculares que antiguamente, pero porque son tan numerosas y porque el mercado hace que todo desaparezca muy rápido. Pero no hay que tener una visión apocalíptica sobre esto. Una vez más, la ley de la hipermodernidad es la mezcla de mundos que antiguamente se encontraban separados: existía el mundo del arte y el mundo de los negocios. Hoy en día, los negocios utilizan el arte. Y el arte se ha convertido en un modo de vida; no hay que ser un artista pobre y maldito como Van Gogh. El mundo del arte ya no es así.

  

- Entrevista a Gilles Lipovetsky -                        - Alejandra de Argos -

 Autor: Elena Cué

 

 Miqueangelo Pistoletto. Foto Elena Cue

Miquelangelo Pistoletto en su casa de Biella. Foto. Elena Cué

 

El artista italiano Michelangelo Pistoletto (Biella, 1933) es uno de los creadores del Arte Povera, un movimiento artístico de vanguardia de la decada de 1960 que hizo de la físicidad de la realidad una obra de arte, y a su vez, un arte democrático con el fin de transformar la sociedad.  Este polifacético artista, de 84 años, no perdona dos días por semana de esquí a los cuales se tiene que adaptar su apretadísima agenda. Entre reuniones me recibe en su casa de Biella,  su ciudad natal en la región del Piamonte donde también se encuentra la Fundación Pistoletto Cittadelarte. Después de visitar este centro, cuya misión es la de inspirar y producir un cambio responsable en la sociedad, le pido que comencemos hablando sobre los principios básicos en los que se fundamenta  Cittadellarte.

"Cittadellarte es -me dice- una conexión entre todos los lenguajes del arte en relación con los sectores de la vida social. No solo nos limitamos al mundo del arte, sino también a las diferentes actividades humanas como la política, la religión, la economía, la información, la escuela, el comportamiento, la arquitectura y la moda".

Esta conexión, ¿puede producir una transformación social?

La capacidad de creación es una aptitud humana que no está relegada solo al sistema del arte. El arte puede enseñar a la gente no solo como mirar y comprar, sino también como participar, produciendo un cambio en la misma sociedad. Al comienzo de un nuevo siglo, la sociedad necesita cambios, se dirige hacia una forma nueva que tiene que ser descubierta y creada. Y el arte es el elemento creativo que ayuda a la formación de una nueva sociedad. Esto es arte social.

¿El paradigma de esta sociedad sería lo que usted llama El Tercer Paraíso?  Este símbolo matemático del infinito que usted amplía con un tercer círculo, tal como lo ha expuesto en diferentes ciudades del mundo. ¿Qué filosofía engloba?

Este símbolo propone dos polos opuestos con los dos círculos extremos tratando de conectarse con el círculo central. Los dos opuestos pueden producir algo que nunca ha existido, crear conflictos o bien armonía y equilibrio. Si uno de esos circulos extremos es la parte animal del ser humano y el otro es la ciencia y la tecnología, no encajarán muy bien por que en medio no hay nada. Al final, somos como animales puros con pura tecnología, no personas civilizadas y autocontroladas. Lo que queremos es un futuro basado en el equilibrio  entre el animal y la tecnología porque tenemos la capacidad de crear un mundo exclusivamente artificial. Con este conocimiento podriamos evitar el enorme desequilibrio  entre los opuestos.

A medida que avanzamos hacia lo artificial, ¿con su arte trata de dirigirse usted más hacia la naturaleza?.

No quiero volver a la naturaleza porque es imposible. La evolución artificial está produciendo cosas maravillosas pero al mismo tiempo está creando desastres naturales. Tenemos que combinar el producto artificial con el producto natural, que no es solo un producto físico, sino también intelectual, espiritual, es decir, el producto de la civilización.

¿Cómo se lleva esto a la práctica?

Podemos ver que estamos en un momento crítico, la crítica existe por sí misma. No se trata de denunciar sino de observar para encontrar soluciones.  No me gustan los artistas que solo crean arte crítico sin proponer soluciones. Cittadellarte se crea para no tener un solo artista trabajando en su propio producto personal. Todos los artistas que vienen de todas partes del mundo quieren inspirarse para trabajar por un cambio responsable en la vida social.

 

 Miquelangelo Pistoletto foto E Cue 

Autorretrato. Miquelangelo Pistoletto. Cittadelarte.Fondazione Pistoletto. Foto: Elena Cué

 

¿Necesita la conexión con los otros y la pluralidad?

No puedo llevar a cabo un proyecto social solo. Cuando una persona quiere resolver un problema social individualmente se convierte en un dictador. No quiero ser totalitario, ni en política ni en arte. No quiero ser la estrella. Las estrellas están en el cielo. Me gusta el cielo porque está lleno de estrellas, brillan todas, no solo una. El universo está compuesto por la multiplicidad al igual que la sociedad, por lo que tenemos que encontrar la manera de tener ese mismo equilibrio del universo en nuestra sociedad.

En cuestiones políticas, no deberíamos ser dogmáticos

Dogmático significa seguir un dogma predeterminado. Siendo artista aprendí a trabajar con la máxima libertad y a expresarla. La libertad no puede estar ligada a un dogma. Puede provocar acuerdos con otros, lo cual no se logra con algo predeterminado desde arriba. Para tener una responsabilidad común, necesitas una libertad común. Para ser plural tienes que reorganizar tus pensamientos, tu forma de comunicarte y de vivir con los demás, adquirir la capacidad de entendernos juntos y de asumir una responsabilidad común. Cuanto más libre soy, más responsable soy. Soy responsable de seguir una creencia, pero la creencia no es mi responsabilidad. Es algo que está ahí y yo solo soy responsable de dejarme o no esclavizar por ella. Debo tener  autonomía y, al mismo tiempo, la capacidad de conectarme con la responsabilidad común. Esto es a la vez una condición espiritual y política. 

En una época en que el minimalismo o el arte pop llenan la escena artística, usted junto con otros artistas crea el movimiento Arte Povera, lo orgánico frente a lo mecánico. ¿Qué valores quería poner de relive?

Durante una conferencia en el Museo Nacional en Washington, el director me preguntó sobre esta cuestión. Le dije que en EE. UU. tienen un arte Mínimal y que el Arte Povera no es de este tipo, sino que es un arte "radical" porque está enraizado en la tierra. El arte Mínimal es el que está por encima del horizonte, en vez de conectado al suelo. El minimalismo es el punto mínimo de la emoción y la sensación o la elevación de la mente sin tener ninguna conexión con la vida social real. El Arte Povera es, sin embargo, como un árbol conectado a la necesidad orgánica de la vida en la tierra, que es el planeta entero. El árbol surge de la tierra, crece y sus hojas se mueven en el cielo. Pero no podemos tener un árbol solo con hojas, necesitamos las raices. Arte Povera está conectado con las raíces de la vida social y no solo con esos ideales flotantes de la poesía. 

 

 Miquelangelo Pistoletto foto Elena Cue 

La Venus de los trapos. Cittadelarte.Fondazione Pistoletto. Foto: Elena Cué

 

Se acerca el 500 aniversario de la muerte de Leonardo Da Vinci. Hay alusiones en su obra al Hombre de Vitruvio. ¿Cómo influye Da Vinci en su arte?

La única diferencia que veo es el tiempo entre él y yo. Como en el caso de Leonarado, mi trabajo no solo queda relegado a la pintura, ni a la presentación de la realidad, ni a la creación de imágenes metafísicas. Leonardo trabajó también en física y en otras ciencias. Mi trabajo, comenzando con Mirror Paintings, se basa en la metafísica debido a la bidimensionalidad de la pintura, es decir, puede reflejar la fisicalidad que no es real, sino virtual. Con este trabajo  llegué a la tercera y a la cuarta dimensión, osea, la figura fija en el espejo que da sensación de movimiento espacial típico de la tercera dimensión. En cambio, lo real y científicamente efectivo en Mirror Paintings es la cuarta dimensión: la dimensión del tiempo. Lo que ves en el espejo es la representación de la vida que siempre está cambiando, de modo que la imagen que ves dentro es la que está allí ahora, pero no estaba antes ni estará allí después. El tiempo se mueve y pasa y el espejo representa este cambio continuo del presente mientras que la imagen fija representa el pasado. A la vez también está el futuro que es la memoria del pasado en el presente. Esta es la teoría fenomenológica del tiempo. Es una teoría científica, por lo que yo me considero científico. He ido evolucionando hacia una visión científica de la relación entre el arte y la vida, entre el arte y la sociedad. No tengo que inventar máquinas como le obligaban a Leonardo, pues esas máquinas ya existen hoy. Las fabrica la ciencia y la tecnología. Mi objetivo, en cambio es encontrar el equilibrio entre la tecnología y la realidad. 

¿El espejo no miente?

El espejo no puede mentir porque representa exactamente lo que está frente a él, la realidad.

 

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Espejos. Cittadelarte. Fondazione Pistoletto. Foto: Elena Cué

 

 

Usted crea un arte objetivo, pero al mismo tiempo, es personal y reconocible.

Mi trabajo es científico, no es personal en el sentido de que no representa mi ego, ni mis enfermedades ni mi alegría. En matemáticas hay fórmulas que pueden usar todos. Mi arte es mi fórmula, pero no la expresión de mí mismo. Porque yo me reconozco no ser individualmente diferente de los demás, sino igual a todos. Esto significa que me desprendo de mi 'yo' como identidad propia y formo parte del 'nosotros' de la identidad de todos. Mi obra no es un autorretrato de artista, sino un autorretrato del mundo. De modo que cada uno de nosotros puede ver su propio autorretrato frente al espejo. Es el 'selfie' de todos.

Una identidad plural...

Cittadellarte es una forma de transformar este concepto virtual de pintura en actividad práctica. Juntos estamos activando la capacidad de la conexión. Es un paso científico en la sociedad de lo que se representó en el espejo.

Para usted, ¿de qué trata la vida? ¿A qué conclusiones vitales ha llegado después de un largo recorrido como el suyo, indagando el conocimiento, la espiritualidad, el arte...?

La vida me ha enseñado a conocer la fragilidad de la vida misma. Como se puede ver en el espejo, es algo que existe y desaparece continuamente. El universo existió antes de nosotros  y seguira existiendo después. Si solo fuéramos animales, no nos dariamos cuenta de esto, pero tenemos la suerte de ser humanos y poder pensar. Pensar es una facultad fantástica, pero también una persecución porque tenemos que encontrar el equilibrio entre lo limitado de nuestra existencia y la dimensión infinita del universo. Esta es nuestra condena.

¿Ha variado mucho esta percepción a lo largo del tiempo?

Está cambiando continuamente, pero la necesidad básica de equilibrio es la misma. Cuanto más avanzo, más descubro mi identificación con los demás, con el fantástico concepto de humanidad. Todos los problemas de la humanidad son también siempre mis problemas. Mi preocupación es contribuir a mejorar la incapacidad que tenemos de reconocernos en la mutua relación entre nosotros.

 

 Miquelangelo Pistoletto. Elena Cue 

Miquelangelo Pistoletto en su casa de Biella. Foto. Elena Cué 

  

 

- Entrevista a Miquelangelo Pistoletto -                        - Alejandra de Argos -

Difícil o más que difícil: ¿Cómo adivinar el pensamiento de Leonardo da Vinci (1452-1519) segundos después de descubrir al pájaro carpintero? “Describe su lengua”, se pide a sí mismo el pintor en cualesquiera de las líneas perdidas en un margen de su cuaderno... “La lengua del pájaro puede ser tres veces más larga que su pico. Cuando no la utiliza se retrae en el cráneo y se enrosca alrededor de la cabeza: se curva hasta alcanzar los orificios nasales”. En la coda de su libro, Walter Isaacson (Nueva Orleans, 1952) establece un diálogo imaginario entre su lector, Leonardo, y él mismo, en el que nos da una clave: “No existe motivo alguno por el que usted deba saber nada de esto. Sin embargo he pensado que tal vez tendría usted derecho a saberlo: por mera curiosidad”. Este es el final del libro y también su corazón.

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La dama del armiño (1490) Museo Nacional de Cracovia.

 

Difícil o más que difícil: ¿Cómo adivinar el pensamiento de Leonardo da Vinci (1452-1519) segundos después de descubrir al pájaro carpintero? “Describe su lengua”, se pide a sí mismo el pintor en cualesquiera de las líneas perdidas en un margen de su cuaderno... “La lengua del pájaro puede ser tres veces más larga que su pico. Cuando no la utiliza se retrae en el cráneo y se enrosca alrededor de la cabeza: se curva hasta alcanzar los orificios nasales”. En la coda de su libro, Walter Isaacson (Nueva Orleans, 1952) establece un diálogo imaginario entre su lector, Leonardo, y él mismo, en el que nos da una clave: “No existe motivo alguno por el que usted deba saber nada de esto. Sin embargo he pensado que tal vez tendría usted derecho a saberlo: por mera curiosidad”.

Este es el final del libro y también su corazón. La palabra curiosidad, repetida a lo largo de las 584 páginas, es uno de los ejes sobre los que gira la descripción de su genio. Por eso el autor reconoce que la base de su biografía son sus cuadernos, más que sus pinturas. Considera que las 7.200 páginas de apuntes, dibujos y esbozos milagrosamente conservados, son los que encierran el enigma del “hombre más curioso de la historia”, como dijo Kenneth Clark.

 

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Hombre de Vitrubio (1490) Galería de la Academia, Venecia.

 

La cabeza de Leonardo, su imaginación sin límites, estaban dominadas por su fascinación ante el mundo y su observación. Los cuadernos son el recuento de una mente obstinada, audaz, imparable. El autor quiere insuflar todo esto en nosotros, como si, a través de una suerte de gimnasia mental, los lectores pudiéramos también aprehender algo de la estructura neuronal de Leonardo. El genio de uno de los hombres más visionarios nació de habilidades que nosotros poseemos y podemos estimular. Su curiosidad, como la de Einstein, se refería a fenómenos que la mayoría de hombres de más de 10 años no nos planteamos:¿Cómo se forman las nubes? ¿Por qué nuestros ojos sólo ven en línea recta? ¿Qué es bostezar?

Isaacson, antiguo editor de Time Magazine, vive obsesionado por el talento. Escribe el New Yorker que este libro es un estudio sobre la creatividad, cómo definirla, cómo alcanzarla. Y esto es lo que llevó a su autor a elegir la figura de Leonardo después de sus anteriores biografías: Einstein, Kissinger, Benjamin Franklin... Todos hombres que establecían conexiones entre disciplinas: sabían anudar observación y creación. En su penúltima biografía, Steve Jobs, para quien Leonardo fue un héroe, leemos: “Vio la belleza en el arte y en la ingeniería -dice Jobs- y su capacidad para combinarlos hizo de él un genio.”

 

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El feto en el útero, inspirado en la disección de una vaca preñada (1511 circa) Colección Real del Palacio de Buckingham.

 

El deseo de saber

Este libro retrata, en efecto, a un hombre consumido por el deseo de saber. Hijo ilegítimo, vegetariano, homosexual, aficionado a la moda y en especial a vestirse de rosa y también de lino, su amor por los animales le prohibía llevar nada muerto encima. Pero ¿llegó a vivir con su madre? ¿A quien amó y, sobre todo, quien le amó? Hay capítulos dedicados a su infancia y a su muerte en Amboise, sostenido por los brazos de Francisco I.

Parecía que 1452 era un buen momento para que naciera un niño con semejantes aptitudes: Johannes Gutenberg inventaba la imprenta. Los otomanos estaban a punto de invadir Constantinopla, lo que ocasionó el exilio en masa hacia Italia de eruditos cargados de manuscritos que contenían la antigua sabiduría de Euclides, Platón, Aristóteles... Con una diferencia de un año respecto a Leonardo, nacieron Cristóbal Colón y Americo Vespucio.

 

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La Belle Ferronière 1480-1495, Museo Del Louvre.


Leonardo casi no tuvo estudios: autodidacta, desde joven se ató un cuaderno al cinturón cuyas hojas eran enigmáticas y casi siempre sin fecha. Escribía de derecha a izquierda. En su caligrafía especular -“no debe leerse sin un espejo”, escribió Vasari- empleaba la mano izquierda, podía desplazarla en esa dirección sin emborronar la tinta. Las páginas están llenas de saltos desde la descripción de un problema mecánico al tirabuzón de un pelo. Sin embargo en ellas acabó entretejiendo la clave de su arte: la interconexión entre la naturaleza, el ser humano y la Tierra. Acompañaba sus textos de dibujos con las formas análogas que se encuentran en las ramas de los árboles, en las arterias del cuerpo humano y en los ríos y sus afluentes. Al tiempo que en alguna esquina anotaba la fórmula de un tinte para el pelo. Esta torre de Babel, abigarrada en salpicaduras de tinta, nos lleva a asombrarnos ante una mente universal que rastrea libre y sorprendida las artes y las ciencias y al hacerlo percibía las conexiones que se dan en el universo.

 

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La Virgen de las Rocas (detalle) 1483-86, Museo del Louvre.

 

Aves, olas

Y así Leonardo se puso a mirar las aves, investigó su vuelo y hasta la posibilidad de diseñar máquinas que permitieran a los humanos volar. Pintaba la elegancia de las aves al volverse, girar y maniobrar contra el viento. Fue pionero en el uso de las flechas. Ningún científico antes que él había demostrado cómo se mantienen las aves en el aire. Y corrigió a Aristóteles: “Con el fin de exponer la verdadera ciencia del vuelo de las aves en el aire, tenemos que tratar primero la ciencia de los vientos, que probaremos por el movimiento de las aguas”. Entendió no sólo la forma de la dinámica de los fluidos sino que sus ideas antecedían a Newton y Galileo. También vio alzar el vuelo de una perdiz: “Cuando un pájaro de envergadura y cola corta quiere emprender al vuelo, levanta las alas con fuerza y las hace girar para recibir el viento debajo de ellas”.

 

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Alas articuladas, emulando a las aves.

 

Entre tanto, también estudiaba la Tierra como planeta. En 1508 lo resumió en su cuaderno Códice Leicester. Allí se preguntaba: ¿Por qué brotan los manantiales en las montañas? ¿Por qué existen los valles? ¿Qué hace que la luna brille? ¿Cómo llegaron los fósiles a las montañas? ¿A qué se debe que el agua y el aire formen remolinos? Y la más sorprendente, ¿Por qué el cielo es azul?

El actual dueño del Códice Leicester es Bill Gates por eso, aunque no lo puntualice Isaacson, algunas de sus páginas digitalizadas se usaron como salvapantallas para Microsoft.

Los estudios del movimiento del agua también le llevaron a comprender el de las olas. Notó que no necesariamente empujan el agua hacia adelante. Las olas del mar y las ondas que provoca una piedra al caer en un estanque avanzan en cierta dirección, pero estos “temblores”, como él los llamaba, lo único que hacen es originar una elevación momentánea antes de regresar al punto de partida. Las comparó con las ondulaciones que provoca el viento en un trigal. Creyó incluso que las emociones podían extenderse también en ondas. Un elemento del relato de la Última Cena son las olas de emoción que causa Jesús después de afirmar: “En verdad os digo que uno de vosotros me entregará”.

 

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Última Cena, 1495-97, Reflectorio de Santa María della Grazie, Milán.

 

Las páginas de Isaacson también se mezclan de párrafos sobre muchas obras de Leonardo. Sus avances, su técnica y la descripción de sus cuadros, desde Salvator Mundi a la Virgen de las Rocas y desde el Hombre de Vitrubio a la Última Cena. En el retrato de Ginevra De’Benci, describe a una joven melancólica sobre el fondo de un enebro (ginepro en alusión a Ginevra). Leonardo usa el óleo, no la tempera anticuada, y lo aplicaba en cientos de capas para que los rizos de Ginevra y el botón de su cuello fueran moldeados por la luz. Sin olvidar la semejanza de los colores del traje y el paisaje: las aguas del río y las sombras proyectadas de sus árboles. “Ginevra permanece enlazada a la tierra y al río que las une”.

 

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Ginebra de Benci, 1474-76, Galería Nacional de Arte, Washington.

 

Anatomía del hombre

En 1508, en un hospital de Florencia, entabló conversación con un hombre de más de 100 años que murió horas después. Leonardo diseccionó su cuerpo. En una de las páginas, encima de varios esbozos de músculos y venas de un cadáver parcialmente desollado, hizo un apunte del rostro del hombre centenario. Luego, en las 30 páginas siguientes, procedió a tomar notas de lo que veía. Su rudimentario instrumental de disección lo llevó a descubrir, capa por capa, el cuerpo, mientras éste, al no ser tratado, se descomponía. Primero mostró los músculos superficiales del anciano, y después retiró la piel y mostró los músculos internos y las venas. De todos los músculos y nervios relacionados, los que controlaban el rostro le parecían los más dignos de estudio. Dibujó la médula espinal por la mitad y todos los nervios que llegaban desde el cerebro. Comprobó en un cadáver qué músculos de las mejillas mueven los labios. Fueron los primeros ejemplos que se conocen en anatomía científica de la sonrisa humana. En ese momento Leonardo trabajaba en la Mona Lisa.

 

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Leonardo da Vinci, la biografía

Walter Isaacson

Trad. de Jordi Arnaud i Escudero

Debate, 2018

584 páginas

25,90€

 

 

- Leonardo Da Vinci o la infinita curiosidad -                                   - Alejandra de Argos -

Tanto en quienes por su religión y su cultura se consideran judíos, como entre quienes siendo judíos viven y se sienten asimilados a la mentalidad laica y cosmopolita hoy dominante, es recurrente la pregunta por la identidad judía y las cuestiones principales que implica: la comprensión judía de la historia y del tiempo, la perspectiva de lo judío como individualidad y colectividad, el antisemitismo, y tantas otras. Con el único ánimo de contribuir al diálogo al que este tipo de reflexión invita, me atrevería a sugerir el carácter de doble dirección, al mismo tiempo ambigüa y conflictual, del camino judío que esta conversación, a grandes rasgos, podría terminar sugiriendo.

Judios 

 

Tanto en quienes por su religión y su cultura se consideran judíos, como entre quienes siendo judíos viven y se sienten asimilados a la mentalidad laica y cosmopolita hoy dominante, es recurrente la pregunta por la identidad judía y las cuestiones principales que implica: la comprensión judía de la historia y del tiempo, la perspectiva de lo judío como individualidad y colectividad, el antisemitismo, y tantas otras. Con el único ánimo de contribuir al diálogo al que este tipo de reflexión invita, me atrevería a sugerir el carácter de doble dirección, al mismo tiempo ambigüa y conflictual, del camino judío que esta conversación, a grandes rasgos, podría terminar sugiriendo.

Me refiero en concreto a esa oscilación indefinida, hasta ahora irresuelta, tan propia del pueblo judío, entre la tentación del sectarismo y el impulso a participar en la dinámica de la sociedad en igualdad de condiciones al resto de sus miembros. Duplicidad, conflicto, ambigüedad de una postura que no es comprensible si no se tiene en cuenta el contenido del judaísmo como religión y sus avatares en la historia concreta de los judíos hasta el presente. Pues es una comprensión laica de la especificidad de las tendencias religiosas y de las orientaciones místicas del hebraísmo -que reescribe la historia hebraica desde un conocimiento profundo de los influjos recíprocos entre los factores religiosos, políticos y sociales-, la que puede esclarecernos, en buena medida, la problemática de la situación actual de los judíos en el mundo.

Uno de los más grandes estudiosos de la espiritualidad hebrea, Gershom Scholem, señalaba, en este sentido, como núcleo más original de la creencia judía, el mesianismo y la redención, entendidos de un modo bien distinto al cristiano. Pues mientras el cristianismo comprende la redención como un acontecimiento que sucede en un dominio espiritual, invisible, dentro del alma, en el universo personal del individuo, y que hace referencia esencialmente a una trasformación interior que no modifica necesariamente el curso de la historia, la venida del Mesías y la redención son, para el judaísmo, esencialmente un acontecimiento público, que debe producirse en la escena de la historia y en el seno de la sociedad judía; por lo tanto, un acontecimiento visible, temporal, impensable sin esa manifestación externa. La interpretación interiorista de la redención siempre le ha parecido al judaísmo un modo de escapar a la prueba, al reto, que el mesianismo representa, en cuanto esperanza activa y, por lo tanto, contribución al cumplimiento de la restitución de la creación a su perfección original.

Pero esta esperanza conoce, a lo largo de la historia, una evolución que va, desde un optimismo que alienta incluso movimientos socio-políticos revolucionarios importantes, hasta una actitud de desilusión -en buena medida determinada por el fracaso de esos movimientos-, en medio de la cual tiende a prevalecer la mera esperanza espiritual sobre la necesidad de una acción social y política. Es el momento en el que "el cuerpo político hebraico deja de vivir, y el pueblo se retira de la escena pública de la historia".

El propio Scholem reconoce, en la profunda desilusión de la esperanza mesiánica, una de las causas mayores del repliegue de la comunidad judía sobre sí misma, de su tendencia a enclaustrarse, a limitarse a la mera conservación de su identidad amenazada y, por tanto, de su desmembramiento político. Es la situación que hace del judío, -en el sentido no sólo metafórico del tópico del "judío errante"-, un verdadero símbolo de la condición de todo hombre moderno, como individuo privado de vínculos comunitarios, ajeno a la solidaridad verdadera y desenraizado de una patria común, tal como lo explicó hace algunos años André Néher. Según este autor, el judío es el paria no asimilado, que no consiente someterse a los convencionalismos mundanos en los que consiste la identidad colectiva, sino que acepta su condición de marginalidad y se convierte en un paria consciente, aunque ello implique renunciar a las ventajas de una carrera social.

Es, tal vez, desde esta marginalidad social desde donde mejor pueda entenderse la actitud judía ante la historia, su ha huída y diáspora continua a través de los siglos. Según Franz Rosenzweig, el judaísmo, en la medida en que se sitúa al margen del curso de la historia, se impone como aquélla voz que se sustrae al concepto moderno de la historia, esto es, a la concepción que la proyecta como la medida y el juicio de todas las cosas. Esto no significa que, para juzgar la historia, haya que ser necesariamente judío. Sin embargo, son los judíos quienes han mostrado cómo es posible liberarse del peso de la historia también a los no judíos, en la medida en que aquéllos no quieren formar parte de la historia, sino mirarla desde fuera, complexivamente.

Pero si la marginalidad social puede derivar así en capacidad de crítica de la historia, también puede producir formas de comportamiento dominadas por el deseo de distinguirse, de exhibir condiciones reveladoras de una, supuesta o real, superioridad hebrea. Es lo que ha llevado a figuras como Benjamin Disraeli a reivindicar un virtuosismo estratégico, un poder casi oculto sobre la sociedad de los gentiles, que de un modo tan eficaz como lamentable sirvió para reforzar en su día el resentimiento antijudío y los prejuicios del antisemitismo. En lugar de un juicio objetivo sobre la diferencia entre judíos y no judíos, esta actitud da paso a simplistas contraposiciones mítico-religiosas y a un maniqueísmo de buenos y malos. En el detallado análisis que Hannah Arendt hace, en el primer volumen de Los orígenes del totalitarismo, de la situación social de los judíos en la Europa prenazi, es la apoliticidad de las comunidades hebreas, junto a la despolitización de la masa de la sociedad burguesa, lo que más contribuyó al desarrollo del antisemitismo. Siguiendo a Scholem, Arendt explica esa ilusoria pretensión de superioridad de algunos judíos emancipados como una de las consecuencias de la quiebra de las esperanzas mesiánicas y de la consiguiente secularización hebraica. Pues diluido su contenido espiritual y religioso, el judaísmo tiende a trasformarse en el mero hecho de una pertenencia étnica y lingüística. Demasiado "ilustrado" para exhibir convicciones religiosas, el judío emancipado sigue, sin embargo, ligado aún a la pretensión de ser miembro del "pueblo elegido", lo que le sitúa fuera, tanto de la sociedad propiamente judía como de la de los gentiles. La condición de este judío europeo, en el marco evanescente de una burguesía cada vez más lejana de sus propios orígenes revolucionarios, se vuelve casi inaferrable.

De uno u otro modo, la condición judía se configura entonces como worldlessness, ausencia de mundo, desenraizamiento. Perdidos en el sueño secularizado del paraíso en la tierra, los judíos europeos dejan que su historia política dependa de factores externos, casuales e incluso siniestros. Y entonces, ¿no viene esto a ratificar el fracaso de la noción de política, no sólo en el mundo judío, sino en el mundo moderno en general?. El particularismo social, la obsesión por el prestigio, la disociación entre la ciudadanía y las instituciones, son características generales de las sociedades occidentales contemporáneas. Pero, con todo, también algo de positivo ha traído consigo este fracaso: la distinción entre la religión y la práctica política de una comunidad se constituye a partir de la defensa de una distinción necesaria entre la esfera privada y la esfera pública. La tradición cultural, la pertenencia étnica y lingüística, o la fe religiosa constituyen la singularidad de los actores sobre la escena mundana. Pero la posibilidad de que ellos actúen libremente en un mundo común, manteniendo sus diferencias, está dada por la capacidad de trascender su unicidad y su singularidad.

Es por ello por lo que un Estado como el de Israel, que se funda tras el holocausto ante la necesidad de que los judíos dispongan de un espacio político propio, pueda parecer regresivo respecto a estas conquistas del mundo moderno, en la medida en que se constituye desde una fuerte connotación confesional. Tal vez el camino no debiera recorrerse sólo en la dirección única de la búsqueda de una solución estrictamente nacional, sino también en la otra dirección, la que intenta conciliar la problemática específicamente judía con la de la sociedad en su conjunto, tratando de aunar las aspiraciones hebreas a la emancipación con el derecho de todo pueblo a la autodeterminación. Para que los judíos puedan emanciparse de su condición de excluidos y perseguidos es necesario que se tengan a sí mismos, en cualquier esfera pública, como iguales a los no judíos, asumiendo y reivindicando también ellos la igualdad con los otros. Deben, ciertamente, mantener su propia identidad histórica, religiosa y cultural. Como bien ha explicado Lévinas, el hebraísmo es imagen de una exterioridad que no puede ser engullida en una totalidad indiferenciada. Pero deben también trascender esta identidad hacia una estructura de relaciones universales. Sólo actuando con independencia de su origen étnico o de su fe religiosa podrán adquirir los judíos el derecho de acceso a aquél dominio público común en el que se realiza la condición de la pluralidad, es decir, el vivir como distintos y únicos estando entre iguales.

La condición judía, convertida, en fin, en símbolo del desenraizamiento moderno, asumiría entonces el significado fundamental de una lucha por la conquista, no exclusivamente de un espacio físico o social, sino, sobre todo, político, un espacio en el que las diferencias originarias e irreductibles de los hombres no constituyen ya un factor de discriminación, sino que se convierten en el fundamento de la igual y plural participación de todos en el ejercicio de la política.

 

 

- Pero, ¿quiénes son los judíos? -                        - Alejandra de Argos -

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