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- Escrito por Marta Sánchez
Mucho después de su fallecimiento, Frida Kahlo ha terminado por trascender su propia realidad. De pintora revolucionaria, creadora de mundos íntimos y mujer torturada y engañada (pero también abierta al amor), la imagen de la pintora ha pasado a convertirse en un auténtico icono.Puede ser que incluso hasta el punto de caer en una peligrosa banalidad.
Un arte con alas para volar
Frida Kahlo pintando “Retrato de la familia de Frida”. Foto: Juan Guzmán,1950-51. En historia.nationalgeographic.com.es
Mucho después de su fallecimiento, Frida Kahlo ha terminado por trascender su propia realidad. De pintora revolucionaria, creadora de mundos íntimos y mujer torturada y engañada (pero también abierta al amor), la imagen de la pintora ha pasado a convertirse en un auténtico icono. Puede ser que incluso hasta el punto de caer en una peligrosa banalidad. Pero los millones de imágenes de la artista que se han convertido en merchandising no anulan en absoluto el enorme poder de sus obras. El potencial y el talento de Frida Kahlo florecieron a través de la enfermedad, el sufrimiento y la postración. Suyas son las palabras “todo puede tener belleza, aún lo más horrible”. Además, fue capaz de convertirse a sí misma en una obra de arte con entidad propia, siguiendo la estela de otros artistas como Salvador Dalí.
Enraizada en su propia cultura y amante de la belleza (propia y ajena), su imagen y su persona experimentan un auténtico culto en la sociedad mexicana, donde su retrato incluso preside altares dedicados a los santos. En vida, Frida Kahlo se enfrentó a una realidad terrible y empleó el arte para mostrar su sufrimiento: para superarlo y para aprender a vivir con él. Y no tuvo que ir muy lejos para crear su imaginario personal, admirado por artistas como André Bretón: en sus propias palabras, “nunca pinto sueños o pesadillas. Pinto mi propia realidad”.
Infancia, aprendizaje y tragedia. Los primeros años
Magdalena del Carmen Frida nació en la célebre Casa Azul de Coyoacán, Ciudad de México, en 1907. Su padre, Guilermo Kahlo, había emigrado a México desde Alemania en 1890, a los 19 años. La madre de Frida, Matilde Calderón, fue la segunda esposa de Guillermo; con la primera, fallecida en 1884, tuvo otras dos hijas. Frida fue la tercera de los cuatro hijos que tuvo con Matilde. En su primera infancia la futura artista vivió en un ambiente de bonanza económica, fruto del ejercicio de su padre como joyero de la alta sociedad mexicana de la época y de su labor como fotógrafo, que emprendería tras su segundo matrimonio. Sin embargo, tras el fin del gobierno de Porfirio Díaz (conocido como “el porfiriato”), la familia comenzó a experimentar serios problemas económicos.
La Casa Azul, actual Museo Frida Kahlo. En wikipedia.
En 1913 y a la edad de seis años, Frida enferma de poliomelitis y se ve obligada a guardar cama durante 13 meses; sería el primer contacto de la artista con la enfermedad, que se convertirá en una sombra permanente durante toda su vida. Aunque consigue recuperarse, su pierna derecha queda seriamente deformada. Sin embargo, la artista en ciernes comienza a demostrar su capacidad de superación desde muy joven y empieza a ayudar a su padre en su trabajo. La pequeña participa en tareas como el revelado o los retoques, y le asiste en la captura de imágenes: esta colaboración supone su primer (y fundamental) contacto con el arte.
En 1922 Frida Kahlo ingresa en la Escuela Nacional Preparatoria, donde entra en contacto con las ideas más progresistas de la época. Su inteligencia y su talento fueron su mejor defensa frente a las burlas ocasionadas por su cojera; su personalidad arrolladora se impuso y pasó a formar parte del grupo Los cachuchas, donde conoció a su primera pareja, Alejandro Gómez Arias. En 1925 el autobús en el que ambos viajan es arrollado por un tranvía: el accidente ocasiona a Frida múltiples fracturas en todo el cuerpo y agrava considerablemente los problemas ocasionados por la poliomelitis en su pierna derecha.
La pintura como salvación y medio de expresión
“Paisaje urbano”, Circa 1925. En arquine.com
Postrada en la cama, la joven recibe de su padre una caja de pinturas y pinceles. Es el comienzo de una pasión desenfrenada por el arte, que acompañará a la artista durante sus incontables épocas de postración y atenuará psicológicamente sus constantes dolores, que no le abandonarán hasta la muerte. En palabras de la propia Frida, empezó a pintar la cama “con un corsé de yeso que iba desde la clavícula a la pelvis”, con la ayuda de “un dispositivo muy chistoso”: un artilugio ideado por su madre que sostenía una tabla donde se colocaban los papeles.
En una de sus primeras obras, Paisaje urbano (circa 1925), es posible distinguir ya algunas de las constantes de la trayectoria pictórica de la artista. La pintura no es un fin en sí misma, si no un medio para explorar la realidad y mostrar una serie de sensaciones. El paisaje, anodino y austero, no es lo importante: según la escritora y biógrafa Araceli Rico, la obra muestra un espacio “estrecho, reducido a dimensiones inconcebibles […], un pequeño teatro donde se pusiera en escena su propia vida”.
La exploración de la identidad propia. Autorretratos
“Autorretrato” (1930). En westwing.es
La obligada postración de Frida Kahlo le induce a investigar su propia persona, su cuerpo y su identidad. Un dispositivo de espejos colocado sobre la cama le permite comenzar su famosísima serie de autorretratos, realizados a lo largo de toda su vida. En principio, las obras muestran el retrato austero de una mujer de intensa mirada; con el tiempo, los autorretratos reflejarían también emociones descarnadas, sufrimientos, pasiones y deseos. Estas obras convertirían a Frida Kahlo en un “objeto de deseo” por parte del movimiento surrealista liderado por André Breton. Sin embargo, ella nunca se vio como una pintora surrealista: en sus propias palabras, “el Surrealismo no corresponde a mi arte. Yo no pinto sueños o pesadillas sino mi realidad, mi propia vida”.
“Las dos Fridas” (1939). En inbal.gob.mx
A lo largo de su vida, la exploración de la identidad propia fue una constante en la obra de Frida Kahlo. Además de los autorretratos, el tema más habitual en su trayectoria, la pintora reflejó también su ascendencia familiar y a sus amigos, parejas y allegados. En todos ellos se combinan los colores potentes y primarios, característicos de la cultura plástica y estética de México, con la expresión de sus emociones a través de metáforas visuales: collares de espinas, animales, sangre, lágrimas, corsés… Su primer autorretrato se lo dedicó a su pareja, Gómez Arias, quien se distanció de ella tras el accidente. Aunque Frida sufrió intensamente con la ruptura (mientras el joven abogado quitaba importancia a su relación), nunca dejó de mantener contacto con él.
Diego Rivera. El amor y el despecho
“Diego y yo” (1949). En i.pinimig.comm
El accidente que destruyó el esqueleto de la pintora nunca fue un obstáculo para su actividad social y cultural. Frida frecuentó desde su juventud los círculos artísticos y políticos de Ciudad de México; a través de la fotógrafa Tina Modotti entra en contacto con el pintor muralista Diego Rivera, que sería el amor de su vida y con quien mantendría una relación caracterizada por la pasión, el desencanto, los celos y las infidelidades. La artista retrató a su pareja en distintas ocasiones y escribió sus sentimientos hacia él en su diario. Frases como “Siento que desde nuestro lugar de origen hemos estado juntos, que somos de la misma materia, de las mismas ondas, que llevamos dentro el mismo sentido”, dejan clara la intensidad del amor que Frida sentía por Diego. Un amor poderoso, pero también destructivo.
“Autorretrato con collar de espinas” (1940). En matadornetwork.com
En 1929 y a la edad de 22 años, Frida Kahlo se casa con Diego Rivera, que entonces tenía 43. Fue “la boda entre un elefante y una paloma”, en palabras de la artista. Durante los años siguientes ambos residen en La Casa Azul y pasan temporadas en los EEUU. En esta residencia, y más adelante en la actual Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, la pareja mantiene una intensa vida cultural y social caracterizada por su compromiso político con los ideales de izquierdas. De hecho, entre 1937 y 1939 darían asilo a León Trotski y a su esposa, perseguidos por Stalin. La relación de Frida y Diego pasa por innumerables altibajos a causa de las infidelidades del muralista, a las que la artista decide responder con sus propias aventuras. Se divorcian el 1939 para volver a casarse en 1940, esta vez con el compromiso de mantener vidas sexuales abiertas.
Últimos años. Una década de actividad, pasión y sufrimiento
“Sin esperanza” (1945) En es.blastingnews.com
Los años 40 fueron para Frida Kahlo una década de intensa actividad artística. Durante mucho tiempo se pensó que su figura había quedado eclipsada en vida por la poderosa presencia de Diego Rivera; si bien la pintora no alcanzó entonces la fama de su esposo, lo cierto es que su obra fue reconocida por artistas como André Bretón, Picasso o Kandinsky, entre otros. En 1938, la Galería Julien Levy de Nueva York organiza su primera exposición individual y empieza a participar en muestras colectivas. Su obra se expone en México, París, Nueva York, Boston y otras capitales norteamericanas. En 1942 entra a formar parte del Seminario de Cultura Mexicana en calidad de miembra fundadora, y en 1943 se incorpora como maestra a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. En 1953, año previo a su fallecimiento, la Galería Lola Álvarez Bravo un exposición individual de su obra en Ciudad de México: será la única que se celebrará en el país en vida de la artista.
“Los ojos de Frida” (1948) En bodegonconteclado.wordpress.com
Los problemas físicos y de salud de Frida Kahlo la mantienen postrada durante largas temporadas. La artista sigue su actividad pictórica y crea magníficos retratos, llenos de simbolismo profundidad y personalidad. Es el caso de Los ojos de Frida (1948), obra que refleja dos de las constantes de su pintura: el sufrimiento y la pasión por la tradición mexicana. El dolor y la cercanía de la muerte, que la artista siente cercana, son temas recurrentes en sus lienzos. En 1950 su salud empeora, a causa de una intervención en la columna que le causa importantes problemas; en 1954 la artista intenta suicidarse en dos ocasiones, incapaz de seguir aguantando el dolor. Ese mismo año, Frida Kahlo fallece a los 47 años de edad y es velada en el Palacio de Bellas Artes de la capital por los artistas e intelectuales mexicanos más importantes del momento, en un ataúd cubierto por la bandera comunista.
Exposiciones
Frida Kahlo (2010)
El Kunstforum de Viena organizó en el año 2010 una de las mayores exposiciones retrospectivas de la obra de la artista mexicana. En total, la muestra incluyó cerca de ciento cincuenta obras, entre ellas muchos de sus célebres autorretratos.
Frida Kahlo. Pinturas y dibujos de la colección de México (2016)
La conexión de Frida Kahlo con la Unión Soviética se remonta a su juventud. La artista siempre manifestó su compromiso con el comunismo, el trabajo social y los sectores más débiles de la sociedad. En 2016, la actual Rusia organizó una exposición en su honor en el Museo Fabergé de San Petersburgo: fue la primera vez en la que se mostró su obra en el país. La muestra incluyó cerca de 34 piezas, entre pinturas, dibujos y fotografías.
Frida Kahlo: "Me pinto a mí misma” (2017)
“Me pinto a mí misma porque es lo que mejor conozco”. Son las palabras con las que la artista justificaba su obsesión por el autorretrato. La muestra realizada en el Museo Dolores Olmedo de Ciudad de México reunió 26 obras pertenecientes a la colección del propio museo, que volvieron a su ciudad de origen aunque por tiempo limitado (ya que permanecen en constante cesión, formando parte de exposiciones en todo el mundo).
Frida Kahlo: Las apariencias engañan (2019)
El estilo único e inimitable de Frida Kahlo era, sin duda, una parte indisoluble de su propia identidad. Un estilo que la ha convertido en un icono plástico y estético omnipresente en el siglo XXI. La artista se definía en sus pinturas y su persona a través de la enfermedad, el compromiso político y la pertenencia a su cultura. La muestra organizada en el Museo de Brooklin fue la mayor inaugurada en los EEUU en los últimos diez años; además de pinturas, la selección incluía objetos personales, ropas y tesoros íntimos de la pintura, encontrados en el año 2004.
Libros
Frida Kahlo. Una biografía (Lumen Gráfica)
Esta biografía esta profusamente ilustrada con las evocadoras imágenes de María Hesse, ganadora del Premio de la Fundación Nacional del Libro Infantil y Juvenil de Brasil. Ha recibido críticas muy positivas y es el número uno en ventas en Amazon de su categoría.
“El diario de Frida Kahlo: un íntimo autorretrato”. Ed. La Vaca Independiente.
La vida y la personalidad de Frida Kahlo, así como su obra, no se pueden comprender en toda su magnitud sin leer su diario. Escrito durante los últimos diez años de su vida y encerrado bajo llave durante cerca de 50 años, es un testimonio crudo de los sentimientos privados de la pintora. Ilustrado por la artista con fantásticas acuarelas e impregnado de la pasión desenfrenada y destructiva que sentía por Diego Rivera, el diario está prologado por el escritor Carlos Fuentes y va acompañado de un ensayo de Sarah M. Lowe. 170 páginas de arte, emoción e intimidad.
“Frida Kahlo: detrás del espejo”. Gerry Souter. Ed. Numen.
Frida Kahlo se utilizó a sí misma como modelo de excepción para decenas de autorretratos. Precisamente son estas obras las que esconden y destilan la esencia de su vida, su historia y sus sentimientos. Son, sin duda, el mejor testimonio autobiográfico que podemos tener de la artista. La biografía redactada por Gerry Souter emplea estas obras y otros lienzos de la pintora mexicana para articular su historia. El escritor escribió posteriormente un segundo tomo, dedicado al pintor Diego Rivera.
“Frida Kahlo: fantasía de un cuerpo herido”. Araceli Rico. Ed. Plaza y Valdéss
La escritora Araceli Rico fue una de las que primero supieron ver la enorme importancia de la obra de Frida Kahlo en el arte mundial. Laas páginas de este libro desvelan palabra por palabra la tensión interna que siempre vivió la artista, la simbiosis que experimentó entre arte y vida; cuerpo y pintura. Un libro esencial para conocer a la persona y a la pintora, ambas atrapadas en un mismo cuerpo, amado y torturado.
“Frida en París, 1939”. Jaime Moreno Villareal. Ed. Turner
Interesante y determinante periodo en la trayectoria de la artista definida por André Bretón como "un listón alrededor de una bomba". Reconsruido a través de su propio testimonio.
- Frida Kahlo: biografía, obras y exposiciones - - Alejandra de Argos -
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- Escrito por Marta Sánchez
Cuando en 1962 Andy Warhol presentó al mundo su obra Campbell's soup cans (Latas de Sopa Campbell), la pregunta era obvia: ¿por qué pintar latas de sopa? La respuesta, sin embargo, es tan deslumbrante como la trayectoria del artista: “Quería pintar la nada. Estaba buscando la esencia de la nada, y allí estaba”. Una nada que, en realidad, siempre estuvo llena de contenido. Porque reflejaba una sociedad de consumo rápido, fast food, disfrute inmediato, banalidad y pasión por la fama más efímera.
El hombre que pintó la nada
Retrato de Andy Warhol. Oliviero Toscani, 1974. En yellowkorner.com
Cuando en 1962 Andy Warhol presentó al mundo su obra Campbell's soup cans (Latas de Sopa Campbell), la pregunta era obvia: ¿por qué pintar latas de sopa? La respuesta, sin embargo, es tan deslumbrante como la trayectoria del artista: “Quería pintar la nada. Estaba buscando la esencia de la nada, y allí estaba”. Una nada que, en realidad, siempre estuvo llena de contenido. Porque reflejaba una sociedad de consumo rápido, fast food, disfrute inmediato, banalidad y pasión por la fama más efímera. Sobre estas bases, Andy Warhol creó un retablo deslumbrante que retrató a la sociedad occidental (y muy especialmente a la norteamericana) de los años 50, 60 y 70. Una obra incesante, prolífica y multidisciplinar que convirtió el proceso en arte y la intención en creación. Desde sus inicios como diseñador gráfico de éxito hasta sus incursiones en el mundo del cine y la producción artística en masa (de la que fue pionero y representante), la trayectoria de Andy Warhol marca un antes y un después en el desarrollo de la cultura occidental del siglo XX.
De Pensilvania a Nueva York. Los inicios en el diseño gráfico
Andy Warhol nació en Pittsburg, Pensylvania en 1928 y fue registrado como Andrew Warhola. Durante su infancia y adolescencia sufrió una rara enfermedad neurológica que le provocaba sacudidas involuntarias, además de una afección que le generaba manchas rosadas en la piel. Dotado de una gran sensibilidad, el futuro artista aprendió a protegerse de la incomprensión de sus compañeros a través de seudónimos, disfraces y personajes imaginarios. El disfraz y el alter ego acompañarían a Warhol durante toda su vida, tanto en su propia persona como en la forma de retratar a sus modelos. En 1949 se gradúa en Diseño Artístico en el Carnegie Institute of Technology (hoy Carnegie Mellon Institute) y empieza a trabajar sin descanso. Es en ese momento cuando escoge Nueva York como su ciudad y su sede, algo que mantendría durante toda su vida.
A crop of Unknown Male with Stamps (c. 1958). Fotografía: Andy Warhol/The Andy Warhol Foundation for the Visual Arts, Inc. En theguardian.com
El talento creativo de Andy Warhol (Andrew Warhola se quedaría para siempre en Pensilvania) no tarda en convertirle en objeto de deseo por parte de grandes firmas como Columbia Records, Vogue o Tiffany & Co., para quienes crearía escaparates y vallas publicitarias. Una vez asentado en la ciudad como diseñador gráfico de éxito, Warhol decide desarrollar su amor y su capacidad para la creación artística. En 1952 la Hugo Gallery organiza su primera exposición, titulada Quince dibujos basados en la obra de Truman Capote. En los años siguientes sus dibujos experimentan una intensa evolución gracias a la incorporación de distintas técnicas fotográficas, aprendidas en su trayectoria en el mundo publicitario. Dicha evolución no pasa inadvertida ante los expertos del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), que deciden incluir una obra de Andy Warhol en su primera exposición colectiva.
Años 60 y 70. La explosión de la cultura Pop
Campbel’s Soup Cans (1962). MoMA, Nueva York. En storehouseofmemory.blogspot.com
Warhol está considerado el artista pop por excelencia. Su pasión por la publicidad y su residencia en Nueva York, uno de los epicentros de esta corriente artística, hicieron inevitable formara parte de la explosión pop que marcó tendencia en la época. Junto con nombres como Richard Hamilton (una de cuyas obras dio nombre al movimiento), Roy Lichtenstein o Tom Wesselman, su obra se enfrentó al expresionismo abstracto creando imágenes radicalmente distintas. Y lo más importante: imágenes con un contenido cargado de significado social. Inspirándose en la cultura que les rodeaba y a la que pertenecían, los artistas crearon un universo de colores planos, contornos recortados, ausencia de texturas o pinceladas y reproducciones mecánicas. El objetivo: producir arte, de la misma manera que una fábrica produce objetos en masa. No es de extrañar que Warhol llamara The Factory (La Fábrica) al estudio de arte que inauguró en 1962 y mantuvo hasta 1984 en tres sedes distintas. Durante las décadas de los 60 y 70, el artista creó allí algunas de sus obras más emblemáticas: desde las Campbell’s Soup Cans hasta las Marilyn Monroes, o sus impactante serie Stars, Death and Disasters.
Imagen de una exposición de la serie Stars, Death and Disasters (1962-64), con las obras Race Riot y Pink Race Riot. Foto: Gene Pittman. En walkerart.org
The Factory: arte producido en masa
The Factory (o The Silver Factory, en referencia al papel de plata que decoraba paredes y techos) tuvo su primera sede en la quinta planta del número 231, East 57th Street. La frenética actividad que se desarrollaba en el espacio justificaba el nombre. Como comentaría el músico y compositor John Cale: “Allí se producían en cadena las serigrafías de Warhol. Mientras alguien hacía una serigrafía, otra persona rodaba una película”. Por aquel estudio pasaron cientos de personas, muchas de ellas celebridades o personajes fundamentales en la cultura y la contracultura del momento: David Bowie, Lou Reed, Nico, Jackeline Onassis o Mick Jagger, entre muchos otros. Warhol adoraba lo que él llamaba “la cualidad estelar” de las personas, algo que según su opinión todo el mundo atesoraba y que le llevó a crear un grupo conocido como Warhol Superstars.
Silver. Andy Warhol con Edie Sedgwick y Chuck Wein en The Factory, 1965. Impresión en gelatina de Burt Glinn.
Todos querían ser una Superstar. El fotógrafo Dustin Pittman, colaborador habitual en The Factory entre 1969 y 1975, comenta: “Él te perseguía, y después pasaba de ti. Cuando Andy abandonaba a sus Superstars, se sentían mal. Todos querían que Andy cuidase de ellos, y sentían que tenían derecho a parte de su fama”. Pero la diversión, las drogas y la banalidad eran solo una parte de lo que sucedía en The Factory. Warhol rodó allí cientos de audiovisuales e hizo (y pidió que se hicieran) miles de fotografías. Sus documentos fílmicos están considerados hoy joyas del cine de vanguardia, clásicos postmodernos como Sleep (1963) o Chelsea Girls (1966). Acerca de esta película, el crítico cinematográfico David Bourdon escribió: “el cine underground ha encontrado finalmente su “Sonrisas y lágrimas” en “Chelsea Girls”.
Los años 80, una última década de genialidad
“Retrato de Ingrid Bergman”. Andy Warhol, 1983. En rebloggy.com
A día de hoy, hay quienes piensan que la estrella de Andy Warhol decayó en los años 80. Sin embargo, muchos críticos y teóricos del arte contemporáneo consideran estos últimos años la etapa más seria y personal de su producción artística. Son años de colaboración con grandes creadores de la época, como Jean-Michel Basquiat o Francesco Clemente, y durante los cuales Warhol experimentó una suerte de vuelta a sus raíces. La repetición casi obsesiva de las imágenes se combina con la interposición de capas, que dotan a sus retratos de una sorprendente profundidad (como se puede apreciar en series como Retratos de Ingrid Bergman, de 1983). Muchas de sus obras adquieren un compromiso claro, reflejando el feroz mundo de la sociedad de consumo y la presión que las grandes corporaciones ejercen a través de la publicidad.
“Untitled (Zenit ½)”. Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat, 1984. En saketekilla.com
En sus últimos años, Andy Warhol volvió a coger el pincel. Influenciado por un nuevo y pujante movimiento artístico, el Neoexpresionismo, se inspiró en las obras de pintores como Keith Haring o Julian Schnabel para emborronar con la brocha las serigrafías e impresiones características de su obra. En los años previos a su fallecimiento en 1987, Warhol recortaba anuncios y noticias que proyectaba y dibujaba sobre papel, o pintaba directamente sobre periódicos. A partir de estas obras, posteriormente imprimía acetatos y creaba serigrafías. Son años de consolidación y de mezcla, en los que el artista fundió en un crisol su obsesión por el consumo desaforado, el brillo efímero de la fama y el poder de la información, con su amor por la pintura y el dibujo. La reflexión final de un creador que se dio cuenta de que el arte está en todo lo que nos rodea, y que la propia sociedad es arte en sí misma. Y que supo contárselo al mundo.
Exposiciones
Andy Warhol: Pop, Power and Politics (2013)
En 2013 se organizó en el Parlamento de Escocia una gran exposición retrospectiva sobre la obra de Andy Warhol. La muestra llevó al país algunas de las piezas más emblemáticas del artista, piezas que nunca habían pisado antes suelo escocés. La selección exploraba la conexión entre la política y el poder, vista a través de la mirada pop art característica del artista. Entre otras, los asistentes pudieron ver piezas tan icónicas como la serie Flash – November 22 (1963), que refleja el momento del asesinato de John F. Kennedy.
“Sombras” de Andy Warhol (2016)
El Museo Guggenheim de Bilbao expuso en 2016 Sombras, una serie de gran formato creada por Andy Warhol a finales de los años 80. De concepción monumental, las obras son un reflejo de unas declaraciones que hizo el artista en su momento comentando que le gustaban “las cosas aburridas”. Se trata de un conjunto de ciento dos lienzos con impresiones serigráficas, creados en The Factory junto con sus colaboradores. Más que un centenar de piezas, Sombras es una sola obra dividida en partes y condicionada por el espacio donde se expone.
Warhol: El Arte Mecánico (2017)
La retrospectiva Warhol: El Arte Mecánico visitó en 2017 varias sedes de CaixaForum, con el objetivo de revisitar la trayectoria del artista a través de los cambios constantes que experimentó su producción. La muestra se comisarió haciendo hincapié en el proceso mecánico, despersonalizado y repetitivo del trabajo de Andy Warhol durante más de tres décadas.
Andy Warhol en la Tate Modern (2020)
La Tate Modern de Londres comenzó el año 2020 con una gran retrospectiva de la obra de Warhol, la primera organizada por la galería en los últimos 20 años. La muestra incluyó algunas de las piezas más conocidas del artista, como Campbell’s soup cans o Marylin Monroes, junto con piezas nunca antes vistas en el Reino Unido.
Libros
"Andy Warhol. Mi filosofía de A a B y de B a A”. Andy Warhol. Ed. Tusquets.
A significa Andy. B es cualquiera que quiera hablar con él y “ayudarle a matar el tiempo”. Con esta excusa, el artista va desvelando al lector su visión de un mundo brutal, divertido, deshumanizador y apasionante. En las páginas del libro, Warhol reflexiona acerca de temas universales como el éxito, el dinero o la muerte y habla sobre algunas de sus grandes pasiones: el trabajo, las celebrities, las fiestas y la belleza.
"Famous for 15 Minutes: My Years with Andy Warhol”. Isabelle DuFresne. Ed. IUniverse.
Isabelle Dufresne, más conocida en The Factory como Ultra Violet, fue una de las personalidades más importantes y presentes en el estudio de Andy Warhol. Con la ayuda de su colaborador Black, la artista y performer cuenta en Famosa durante 15 minutos cómo fueron sus años con Andy Warhol. El libro incluye el relato de sus relaciones con personajes como Salvador Dalí o John Graham, pero también su experiencia en los rodajes y las proyecciones de las películas filmadas por el artista. Un libro fundamental para descubrir al verdadero Warhol a través de los recuerdos de una persona que le acompañó durante años, y que conoció todas sus facetas: la de creador compulsivo y aglutinador de talentos, pero también la de hombre de negocios y acaparador de dinero.
“Andy Warhol – Entrevistas. 1962-1987”. Ed. Blackie Books
Este libro es una recopilación de entrevistas realizadas a lo largo de los años de éxito de Andy Warhol, donde se reflejan todas las facetas que le convirtieron en uno de los creadores más misteriosos y fascinantes del siglo XX. Provocador e inteligente, contradictorio y manipulador, Warhol se muestra tan humano como atractivo: su arte fue el espejo donde se miraba constantemente una sociedad banal y brutal, de la que él formaba parte pero nunca dejó de examinar.
“Warhol: A Life as Art (Inglés)”. Blake Gopnik
Su biografía con mayor número de ventas en Amazon.
- Andy Warhol: Biografía, obras y exposiciones - - Alejandra de Argos -
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- Escrito por Marta Sánchez
Joan Miró nunca siguió el camino trazado. Como artista, convivió y trabajó con los creadores más importantes de su época y se dejó impregnar por movimientos, obras, escuelas y manifiestos. Pero su obra se despega sutilmente de la producción del resto de sus contemporáneos, siguiendo siempre una trayectoria única y personal. A través del trabajo constante y gracias a su interés por todo tipo de técnicas artísticas, Joan Miró dejó un legado vasto, versátil y lleno de coherencia.
El arte más personal de las vanguardias del siglo XX
Retrato de Joan Miró realizado por Man Ray (1933). En Museoreinasofia.es
Joan Miró nunca siguió el camino trazado. Como artista, convivió y trabajó con los creadores más importantes de su época y se dejó impregnar por movimientos, obras, escuelas y manifiestos. Pero su obra se despega sutilmente de la producción del resto de sus contemporáneos, siguiendo siempre una trayectoria única y personal. A través del trabajo constante y gracias a su interés por todo tipo de técnicas artísticas, Joan Miró dejó un legado vasto, versátil y lleno de coherencia. A día de hoy está considerado uno de los artistas más importantes del siglo XX a nivel mundial: su influencia trasciende la propia de las artes plásticas y se plasma en campos como el diseño gráfico y la publicidad. Durante sus noventa años de vida, Miró vivió y trabajó en Barcelona, Mallorca, París y Nueva York; su arraigo a la tierra (especialmente a Barcelona y a la isla de Mallorca) permanece en la esencia de su obra y se impregna del resto de los paisajes que influyeron en su vida.
"Femme, oiseau, étolie (Homenatge a Pablo Picasso)". 1966-1973. En Museoreinasofia.es
Amor por el arte y descubrimiento de la modernidad
Joan Miró i Ferrà nace en Barcelona en 1893, cuando el siglo XIX está llegando a su fin y la llegada del XX augura un cambio estremecedor de sociedades, culturas y prácticas artísticas. La vocación artística de Miró se vio probablemente fortalecida por los oficios de su familia: su padre era orfebre y relojero, y su abuelo era un ebanista mallorquín. Los primeros dibujos realizados por Miró de los que se tiene noticia datan de 1901, cuando el artista cuenta tan solo con 8 años de edad. Durante su formación, Miró compagina los estudios de comercio con los de Bellas Artes en 1910 entra a trabajar como contable en un negocio de droguería, pero su talante artístico se rebela contra el estatismo de los números y las cuentas, y renuncia al puesto. En esa época enferma de fiebres tifoideas y reside por primera vez en Mont-Roig, una masía propiedad de sus padres: el paisaje del Baix Camp catalán permanecerá para siempre en el corazón y la mirada del artista, convirtiéndose en el protagonista de muchas de sus obras.
"Sirurana, el camí” (1917). Museo Reina Sofía de Madrid. En Museoreinasofia.es
La convalecencia permite a Miró reflexionar sobre su futuro; es entonces cuando decide dedicarse a la pintura y se matricula en la escuela de arte de Francesc Galí, donde hará sus primeros contactos con el círculo de artistas catalanes que posteriormente serán sus amigos, colegas y marchantes. Son años de pasión y de juventud; años de clases con modelo y de compartir estudios con otros artistas. También son años de descubrimiento: el arte dadaísta y las publicaciones de vanguardia catalanas y francesas despiertan el interés del joven Miró.
Los años de París
Tras realizar su primera exposición en las Galerías Dalmau (Josep Dalmau fue su amigo y primer marchante), a principios de los años 20 Miró se traslada a París. Allí trabaja en el taller de Pablo Gargalló. Durante los meses no lectivos reside y trabaja en Mont-Roig; ambas ciudades articulan un eje alrededor del cual se estructurará la obra de Joan Miró, junto con Barcelona y Nueva York. Son años apasionantes durante los cuales conoce a Picasso, André Masson, Ernst Hemingway, André Breton y Paul Éluard, entre otras figuras esenciales de la intelectualidad y el arte de la época. Miró trabaja en obras que trascienden ya la pintura, como en la colaboración que realizó con Max Ernst para el vestuario y la escenografía del ballet Romeo y Julieta. En esta época realiza sus primeras Bailarinas Españolas (1928), collages de inspiración dadaísta que marcarán su obra posterior. A partir de 1930 mostrará un interés cada vez mayor por otras disciplinas, como el bajorrelieve y la escultura, a las que dará mayor relevancia en los años posteriores en detrimento de la pintura (que, sin embargo, nunca abandonó del todo).
"Danseuse Espagnole I” (1928). Museo Reina Sofía de Madrid. En Museoreinasofia.es
Collages, objetos y pinturas murales
Joan Miró trabajando en el mural El Segador (1937). En 20minutos.es
A partir de 1931, Joan Miró vive y trabaja a medio camino entre Mont-Roig, París y Barcelona. A estas ciudades se le añade una nueva y fascinante localización, Nueva York: será Pierre Matisse, hijo del famosísimo pintor y grabador fauvista Henri Matisse, quien representará su obra en la ciudad estadounidense. Durante estos años Miró amplía cada vez más el espectro de disciplinas que emplea en sus obras, realizando aguafuertes, collages, ensamblajes de objetos y pinturas sobre sobre masonite. El estallido de la Guerra Civil provoca su traslado, junto con su familia, a París: allí se comprometerá con la causa republicana realizando en 1938 una gran pintura mural, El segador (Payés catalán en rebelión), para el Pabellón de la República Española en la Exposición Internacional. La obra desapareció tras la exposición y solo se conservan de ella imágenes en blanco y negro.
La pasión por la escultura
"Personnage"(1974). Imagen de la exposición Joan Miró: Esculturas, organizada por el Centro Botín de Santander en 2018. En ABC.es
Desde los años 20, Joan Miró dedica gran parte de su tiempo a esculpir. Sus obras tridimensionales se inspiran en la declarada pasión que despertaban en él los objetos; hasta tal punto le interesaban, que llegó a acumular cientos de ellos en su estudio. En los años 40, el artista funde sus primeros bronces y empieza a trabajar distintos materiales. Hasta sus últimos días, Miró trabajará la escultura y desarrollará una enorme producción de obras. En los años 60, Alberto Giacometti le aconsejó que pintara algunos de sus bronces; esta sugerencia derivó en magníficas piezas, como la escultura Personnage (1967). Además de bronces y figuras pintadas, Miró también trabajó el mármol y el hormigón revestido con cerámica. Su última escultura monumental, Dona i Ocell (1987), es un buen ejemplo de su dominio de los materiales.
Una obra internacional que sigue viva
Desde la década de los 50 en adelante, Joan Miró asienta su fama internacional y su obra empieza a recorrer el mundo. El artista se instala definitivamente en Palma de Mallorca y realiza sus primeros trabajos en cerámica, junto con el ceramista Josep Llorens Artigas. La técnica la aplicará a enormes murales que todavía se pueden admirar en distintas capitales. Es el caso de los murales de la sede de la UNESCO de París (galardonados con el Guggenheim International Award), en la Universidad de Harvard o en el Aeropuerto de Barcelona. En 1975 se inaugura la Fundación Miró de Barcelona, encargada de gestionar y difundir el legado del artista. Miró continúa trabajando hasta sus últimos años y fallece en 1983 a los noventa años de edad, considerado ya uno de los mejores artistas plásticos del siglo XX.
Mural La luna (1958), realizado con Josep Llorens Artigas para la sede de la UNESCO de París. En Unesco.org
Exposiciones
Homenaje a Miró (1974)
Esta exposición fue la última retrospectiva de su obra que se realizó en vida de Joan Miró y tuvo lugar en el Grand Palais de París. Más de cuarenta años después, en 2018 el Grand Palais inaugurará Miró, el color de mis sueños, otra gran muestra dedicada al artista catalán con más de 150 obras.
Miró y el objeto (2016)
Organizada por CaixaForum Madrid, el objetivo de esta exposición era explorar nuevas facetas del universo mironiano a través de los objetos: su poética, sus posibilidades expresivas y el “alma” que el artista siempre supo encontrar en ellos. La muestra desembarcó en Madrid tras su paso por la Fundación Miró de Barcelona y cubre una gran etapa creativa, desde los años 20 a los años 70 del siglo XX. Algunas de las obras que formaban parte de la exposición (como Los juguetes, de 1924) se mostraron entonces en España por primera vez.
Miró, el color de los sueños (2018-19)
Como comentábamos más arriba, esta exposición se celebró en el Grand Palais para homenajear la obra y la figura de Joan Miró cuarenta y cuatro años después de la gran retrospectiva de los años 70. Como comentaría en su momento Jean Luis Prat, amigo personal de Miró y comisario de la muestra, “Miró estuvo probablemente marcado por 50 años de historia forjada por dos guerras mundiales. Estos acontecimientos considerables, la interrogación que tiene sobre los hombres, sobre él mismo y sobre su tierra han animado su trabajo".
The birth of the world – MoMA (2019)
El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) organizó a principios de 2019 una gran exposición alrededor de la figura del artista catalán, con obras seleccionadas de los fondos que incluye su magnífica colección y completada por varios préstamos exclusivos. La muestra sitúa el lienzo El nacimiento del mundo como eje articulador. La selección de piezas reunió cerca de 60 lienzos, trabajos sobre papel, grabados, libros ilustrados y objetos.
Libros
"Miró". Jacques Dupin, 1961
Constantemente revisada, enriquecida y reelaborada, la monografía publicada por Jacques Dupin a principios de los años 60 constituye uno de los textos fundamentales para acercarse al artista catalán. El biógrafo completó la obra incluyendo el trabajo realizado por Miró en las dos décadas siguientes hasta su fallecimiento, gracias a su excelente relación con la familia y al acceso de cientos de trabajos realizados por historiadores, comisarios y expertos de arte. En 1993 la monografía revisada fue publicada de nuevo, y a día de hoy está considerada uno de los libros esenciales sobre la vida y la obra de Joan Miró.
"Miró". Janis Mink, 1999
La editorial Taschen, referente en libros de arte y monografías de artistas, publicó en 1999 una monografía sobre Joan Miró escrita por Janis Mink. Con cien ilustraciones y magnífica atención al detalle, las páginas del libro recorren los cerca de setenta años de trayectoria plástica del artista catalán: desde el dibujo automático practicado por los surrealistas hasta las esculturas-ensamblaje a base de objetos. El libro no duda en respetar la indiosincrasia de Miró como artista inclasificable, una figura que renunció a pertenecer a categorías, tendencias o escuelas.
“Joan Miró. El camino del arte”. Pilar Cabañas, 2013
Mucho se ha escrito sobre la vida y la obra de Joan Miró. Y aun así, en 2013 Pilar Cabañas consigue dar un nuevo enfoque al trabajo del artista y construir un libro esencial para comprender su obra. Basando su punto de vista en los principios que rigen la obra de Miró, la escritora nos proporciona las pautas para entender al hombre como ser humano y como artista. Cabañas profundiza en cuestiones como el motor de su trabajo creativo, la razón última de su arte y la integración de la tristeza, la soledad o el dolor en sus obras, entre otras. A partir de la figura de Miró, la autora nos guía a través del arte en general como camino hacia la trascendencia y la esencia humana. El texto se enriquece con a la participación de Ignacio Llamas, autor del diseño de la edición.
- Joan Miró: biografía, obras y exposiciones - - Alejandra de Argos -
- Detalles
- Escrito por Marta Sánchez
Pablo Picasso es, sin lugar a dudas, uno de los artistas plásticos más famosos del mundo. Su obra trasciende todo tipo de fronteras y de clasificaciones; tan vasta y diversificada como única, supuso un antes y un después en la producción artística a nivel mundial. Polémico, controvertido, con un talento sin límites y una insaciable necesidad de crear, su frase más conocida refleja fielmente su personalidad: “cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”.
El artista más influyente de la Historia contemporánea
“La línea del destino. Pablo Picasso en Vallauris”, 1952. Fotografía de Robert Doisneau.En bcn.cat/museupicasso/es
Pablo Picasso es, sin lugar a dudas, uno de los artistas plásticos más famosos del mundo. Su obra trasciende todo tipo de fronteras y de clasificaciones; tan vasta y diversificada como única, supuso un antes y un después en la producción artística a nivel mundial. Polémico, controvertido, con un talento sin límites y una insaciable necesidad de crear, su frase más conocida refleja fielmente su personalidad: “cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”. El arte de Picasso es multiforme y cambiante; el artista se nutrió del pasado y del presente para crear sus obras, anticipando lo que vendría años e incluso décadas después. Porque el arte contemporáneo jamás sería lo que hoy es sin la influencia de Pablo Picasso: un artista que pasó por su época como un tren sin frenos, arrollando las fronteras del arte del siglo XX y abriendo nuevos e insospechados caminos creativos.
El despertar del talento: los primeros años
Pablo Ruiz Picasso nace en Málaga en 1881. Según Pierre Cabanne, uno de sus biógrafos, fue un niño independiente y con carácter. Con tan solo dos años de edad se traslada con su familia a la casa de su abuela materna, donde también residen dos de las tías del niño. Durante su infancia la presencia femenina fue una constante; en muchas ocasiones, Picasso fue el centro de atención. En su libro “Mi vida con Picasso” Françoise Gilot, una de sus parejas, citaba estas palabras del artista: “Cuando yo era niño, mi madre me decía: ‘Si llegas a ser soldado, serás general. Si cuando seas mayor eres monje, llegarás a ser Papa’. Pero en lugar de todo eso fui pintor y terminé siendo Picasso”. Su padre, José Ruiz y Blasco, era pintor y trabajaba como ayudante de dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Málaga. También era Conservador del Museo Municipal. Su influencia fue determinante para encauzar la carrera del niño hacia el arte; de hecho, fue el primer profesor que tuvo el futuro artista durante su infancia y su juventud.
“Ciencia y caridad", 1897. Museo Picasso de Barcelona. En wikiart.org
Pablo Picasso demostró desde el principio su talento para el dibujo y la pintura. Hoy se conserva una obra suya pintada a los seis años, El pequeño picador amarillo, en donde ya se vislumbra su dominio de los volúmenes y el color, así como la originalidad de su punto de vista y su planteamiento de las escenas. Durante la adolescencia empieza a pintar obras realistas de magnífica factura como La primera comunión, donde aparece su hermana Lola, o Ciencia y Caridad (1897), un impresionante interior que parece prefigurar su siguiente etapa, el Periodo Azul. En los años siguientes Picasso se matriculará en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Sin embargo, sus biógrafos coinciden en señalar que el artista acudía rara vez a las clases; en su lugar, pasaba la mayor parte del tiempo en el Museo del Prado analizando la obra de maestros como Zurbarán, Velázquez, Goya o El Greco.
París, suicidio y precariedad. La Etapa Azul
En 1900, la pintura de Pablo Picasso ya ha experimentado una evolución sorprendente que le hace destacar por encima de la mayoría de sus coetáneos. Sin embargo, el reconocimiento de su talento y de su arte todavía estaría por llegar. Los inicios del siglo XX son años de precariedad para el artista, que por entonces vive en Barcelona y frecuenta el café Els quatre cats. El establecimiento reunía por entonces a los intelectuales y artistas más vanguardistas de la ciudad; es precisamente en este local donde organiza la primera exposición de sus obras. El año siguiente viaja a París y queda deslumbrado por el Museo del Louvre y el Museo de Luxemburgo, así como por la obra de Toulouse-Lautrec o Degas, entre otros. Ese mismo año tiene lugar su primera exposición en la capital francesa; en los tres siguientes crea las obras pertenecientes a la Etapa Azul.
"La habitación azul”, 1901. Colección Phillips. En Wikipedia
El imaginario picassiano de este periodo se decanta por figuras estilizadas y delgadas, con una clara influencia de artistas como El Greco. Los tonos son fríos, especialmente azules y verdes en distintas gradaciones. Se puede percibir la influencia de pintores como Gaugin en los duros recortes y perfiles de las zonas de color, así como la temática social que también se refleja en las pinturas de Manet o Tolouse-Lautrec. En 1901 se suicida Carlos Casagemas, artista de talento e íntimo amigo de Picasso (de quien se había distanciado tras una discusión). Aunque el pintor no estaba presente en el momento del suicidio, le afecta profundamente. Como él mismo comentaría más adelante: “empecé a pintar en azul cuando me enteré de la muerte de mi amigo”. Fueron años difíciles para Picasso, cuya sensibilidad hacia los más débiles y sus propias dificultades para vender su obra hacen que se encuentre inmerso en una época oscura, sombreada por la depresión, que queda reflejada en sus trabajos.
La Etapa Rosa: primeros pasos hacia la abstracción
En el año 1904, el siempre cambiante arte de Pablo Picasso experimenta una transformación progresiva que lleva a sus pinturas a adquirir nuevas tonalidades. De los tonos fríos y sombríos de su periodo anterior, las imágenes pasan a adquirir matices rosados, rojizos y anaranjados, cálidos y mucho más “confortables”. Es la Etapa Rosa de la pintura de Picasso, que abarca los años entre 1904 y 1906 (coincidiendo con su relación con Fernande Olivier, considerada una de las personas que más influyó en la evolución de su pintura). Los años de depresión parecen haber quedado atrás: el imaginario del artista se puebla de familias y troupes de artistas circenses, así como de personajes sacados de la Comedia del Arte italiana. Estas referencias llegan para quedarse: Picasso volverá a esta temática de forma recurrente a lo largo de su vida.
"Familia de saltimbanquis”, 1905. National Gallery of Art, Washington DC. En Wikipedia
Aunque las obras de la Etapa Rosa parecen abandonar el espíritu sombrío de los años anteriores, los personajes siguen mostrando actitudes melancólicas e introspectivas. Sin embargo, este periodo supone una importantísima evolución en el arte de Picasso: las imágenes ya no se centran en el tema reflejado, sino que el tema empieza a ser un mero vehículo para el desarrollo de la pintura en sí. El estilo único del artista empieza a cobrar vida propia; formas y volúmenes de color empiezan a fluir en pos de una esencia mucho más abstracta. Si bien el realismo sigue muy presente en esta etapa (sobre todo en rostros y detalles), las zonas de color casi planas, la línea negra que subraya los volúmenes y los fondos difuminados de las obras avanzan muchas de las claves del arte abstracto y el cubismo que vendrían décadas después.
El arte africano y el Cubismo Analítico/Sintético
“Les demoiselles d’Avignon”, 1907. Museum of Modern Art, NY. En Wikipedia.
El arte africano, y muy especialmente las máscaras talladas y decoradas procedentes del continente, ejercieron una enorme influencia sobre muchos artistas de vanguardia de la primera mitad del siglo XX. Las expediciones que se realizaban a distintos puntos del planeta, y muy especialmente a las regiones más apartadas de África, propiciaron el interés de la sociedad occidental por el arte y la cultura de las regiones más remotas. Pablo Picasso descubre estas máscaras en casa de su amigo Henri Matisse, y muy especialmente en una exposición organizada en el Palais de Trocadero de París. El interés que despiertan en él es equivalente al que entonces generaban en otros países y movimientos, como el Dadá en Zúrich y Berlín o el expresionismo alemán de Die Brücke (El puente). Entre los años 1907 y 1909 Picasso crea una serie de obras influenciadas por los rasgos duros y marcados de estas máscaras. Es la época de Les demoiselles d’Avginon (1907), una de las pinturas más importantes de la trayectoria del artista y uno de los puntos de inflexión clave de su transición hacia el cubismo.
"Les oiseaux morts", 1912. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. En Wikipedia
En realidad, esta etapa está fuertemente unida a la del cubismo analítico. Son muchos los expertos que las consideran un solo periodo, aunque también hay numerosos investigadores que establecen una separación a partir del año 1909. De hecho, en 1907 Pablo Picasso y su amigo y colega Georges Braque empiezan a trabajar para asentar las bases del cubismo, del que serían generadores y máximos exponentes junto con artistas como Juan Gris. En esta etapa sus obras se visten de colores neutros, grises y tierras. Por primera vez, ambos empiezan a incorporan a sus lienzos una técnica fundamental: el collage, muchas veces pictórico (periódicos, trozos de madera y otros materiales pintados en imitación a los auténticos).
“Arlequin”, 1917. Museum of Modern Art, NY. En moma.org
Los años transcurridos entre 1912 y 1919 implican una constante evolución en las obras cubistas de Pablo Picasso. Lejos de asentarse en un estilo y un movimiento que le garantizaba éxito y reconocimiento, el artista sigue investigando y alterando las imágenes de sus lienzos. Las obras continúan incluyendo la técnica del collage y empiezan a reflejar la figura humana: el tema del arlequín vuelve a aparecer, mientras que las sucesivas parejas del artista posan para modelos en distintas obras (Mujer con guitarra, 1911). En esa época son muchos los artistas que dejan su trabajo para luchar en el frente, durante la I Guerra Mundial. Él, por el contrario, permanece en su estudio y no abandona su producción.
Del Neoclasicismo al Guernica
"Un assis s’essuyant le pied", 1921. Berggruen Museum. En Wikipedia
La obra de Picasso es viva, cambiante y siempre evolutiva. Sin encasillarse jamás en un estilo (una actitud abrazada por muchos de sus colegas), nunca dudó en recabar inspiración de todos los movimientos, escuelas y tendencias que le rodeaban o le precedían. Tras acercase a la abstracción a través del cubismo, finalizada la I Guerra Mundial Picasso empieza a crear obras de inspiración claramente neoclásica. Son imágenes figurativas donde la presencia humana es poderosa, con volúmenes marcados y potentes juegos de luces y sombras. Aunque estas obras parecen significar un paso atrás en la evolución de su arte, no es así; la influencia surrealista provoca un nuevo acercamiento al primitivismo por parte de Picasso, que realiza piezas tan trasgresoras como Les trois danseuses (Las tres bailarinas, 1925).
"Guernica", 1937. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. En Museoreinasofia.es
En 1927 Picasso conoce y se enamora de la adolescente Marie-Therese Walter, quien será la modelo de una de sus series de grabados más conocida: la Suite Vollard, finalizada en 1937. La colección está formada por un centenar de piezas de inspiración neoclásica en las que aparece por primera vez una de las figuras más icónicas del artista, el Minotauro. A continuación, el artista regresa a la inspiración primitiva, cubista (e incluso expresionista) para pintar la que es probablemente la más famosa de sus obras: Guernica (1937), una poderosa denuncia de los horrores de la guerra inspirada en el ataque a la localidad vasca por parte de bombarderos alemanes e italianos durante la Guerra Civil española.
Las tres últimas décadas: de 1940 a 1973
"Cabeza de toro", 1942. Museo Picasso de Málaga. En museopicassomalaga.org
Durante la II Guerra Mundial, Pablo Picasso permanece en un París ocupado por la Alemania nazi. Su producción sigue siendo constante; a la pintura, la escultura y el grabado se les suman la poesía y la dramaturgia (escribió dos obras teatrales). Tras la liberación de la capital francesa en 1944 el artista se centra en la escultura: una disciplina en la que comienza trabajando la alianza entre objetos, en la línea del concepto ready made iniciado por Marcel Duchamp. Esta investigación da como fruto obras como Cabeza de Toro (1952), y más adelante, La Cabra (1950). El original de yeso de esta escultura esconde distintos objetos de desecho recuperados de un vertedero: las ubres del animal son jarrones de terracota; el vientre, una cesta de mimbre; el lomo, la hoja de una palmera… Posteriormente el artista encargaría su fundición en bronce, en la cual los objetos quedan perfectamente integrados.
"La cabra", 1950. Museum of Modern Art, NY. En slobidka.com
Al tiempo que trabaja en su producción escultórica, Picasso no abandona la pintura. Su admiración por el trabajo de Velázquez, uno de los artistas que más estudió durante sus visitas de juventud al Museo del Prado, dará lugar a la serie Las Meninas (1957): un total de cincuenta y ocho lienzos que analizan, recrean y diversifican el original. La suite incluye también nueve obras que reflejan un palomar y un retrato de Jacqueline Roque (con quien se casó en 1961), realizado posteriormente. La idea del artista no era copiar o remedar a Velázquez, sino investigar las posibilidades de la obra original vista por otros ojos. Acerca de esta serie, Picasso declaró: “Si alguien se pusiese a copiar Las Meninas, totalmente con buena fe, al llegar a cierto punto y si el que las copiara fuera yo, diría: ¿Y si pusiera esta un poquito más a la derecha o a la izquierda? Yo probaría de hacerlo a mi manera, olvidándome de Velázquez”.
Las Meninas (serie) 1957). Museo Picasso de Barcelona. En Wikipedia
Durante los últimos años de su vida, Picasso se inspira en su esposa Jacqueline Roque para realizar más de setenta retratos. La producción del artista en su última etapa mezcla y combina todos los estilos desarrollados a lo largo de su vida. Es una producción compulsiva que se traduce en un constante flujo de creatividad, y que en algunos casos llega a avanzar algunas de las tendencias que llegarían tras su muerte en 1973. A día de hoy, la influencia de su trayectoria artística se refleja en todos los órdenes y las disciplinas del arte actual: desde la pintura a la escultura hasta la arquitectura, la instalación y la creación multimedia.
Exposiciones
Picasso (2008)
Esta exposición, organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid en colaboración con el Museo Picasso de París, reunió más de cuatrocientas piezas realizadas por Pablo Picasso. La muestra fue entonces una oportunidad única para admirar un cuerpo de obra de un tamaño realmente espectacular, formada en su mayor parte por los “picassos de Picasso”, es decir, las piezas de las que el artista nunca quiso desprenderse. Con el Guernica como protagonista y centro de atención, la exposición se concibió en cuatro secciones estructuradas de forma cronológica que abarcan la obra de Picasso desde sus 14 años hasta el año 1972, previo a su fallecimiento.
Esculturas de Picasso (2015)
En el año 2015, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) organizó la exposición Picasso Sculpture alrededor de esta faceta creativa del artista malagueño. Picasso realizó cientos de obras tridimensionales en técnicas que iban desde el object trouvé hasta la cerámica. La muestra reunió más de un centenar de piezas realizadas durante toda la vida del artista, haciendo especial hincapié en la utilización de los materiales y el desarrollo de sus procesos.
Retratos de Picasso (2016)
El retrato y el autorretrato fueron géneros pictóricos que Pablo Picasso exploró en numerosas ocasiones. Desde los primeros intentos realizados en su adolescencia, con el protagonismo de su madre y de otros miembros de su familia (incluido él mismo) hasta sus famosos retratos de Jacqueline, pintados en los últimos años de su vida, la evolución de los mismos refleja claramente la propia de la pintura de Picasso. La National Gallery de Londres reunió un importante número de obras de este tipo, realizada con distintas técnicas: dibujo, pintura, escultura y grabado.
Piedad y terror en Picasso. El camino a Guernica (2017)
El Guernica es una de las obras pictóricas más famosas del mundo. En 2017, el Museo Centro de Arte Reina Sofía (a cuya colección pertenece) organizó una exposición sobre la gestación, el desarrollo y la influencia de esta pieza articulada en torno a ella. Durante la década anterior a su realización, Pablo Picasso desarrolló un cuerpo de obra impregnado de una visión desolada y extraña sobre la humanidad. El sufrimiento de seres humanos y animales presente en el impactante escenario del cuadro se refleja en los bocetos y en otras de las pinturas del artista, que formaron parte de la muestra.
Picasso y el museo (2018)
A pesar de que el título de esta exposición hablaba sobre la relación de Picasso y las instituciones museísticas, la muestra no se realizó en un museo sino en el Círculo de Bellas Artes de Madrid; concretamente, en las salas Picasso y Goya. La selección de obras permitió a los visitantes descubrir la influencia de los grandes maestros de los mejores museos del mundo (con especial atención al Museo del Prado, un lugar de referencia para el artista malagueño y la influencia más importante durante su juventud).
Calder-Picasso (2018)
El diálogo entre obras de artistas es siempre enriquecedor y ayuda a descubrir matices imposibles de detectar en solitario. Para generar esta interacción, el Museo Picasso de Málaga organizó una exposición a finales del 2019 y principios del 2020 con obras de Alexander Calder y Pablo Picasso. Los nietos de ambos artistas, Alexander S. C. Rower (Presidente de Calder Foundation) y Bernard Ruiz-Picasso (Copresidente de FABA), participaron en la puesta en marcha de la muestra.
Libros
"Picasso: una biografía. 1881-1906". John Richardson, 1995
El gran interés de esta biografía de Pablo Picasso, publicada en 1995, no solo está en la calidad de la escritura de Richardson. La relación de amistad que mantuvo con el artista tiene mucho que ver con el acceso que su viuda, Jacqueline, le dio a sus papeles privados y sus documentos. El libro es la primera parte de una completa biografía de cuatro volúmenes e incluye más de setecientas fotografías, muchas de ellas no publicadas hasta esa fecha.
"Fama y soledad de Picasso". John Berger, 2013
John Berger es uno de los escritores más importantes e influyentes de las últimas décadas del siglo XX y la primera del XXI. Según el autor, “toda la pintura trata del diálogo entre la presencia y la ausencia. El arte de Picasso, en su sentido más profundo, se sitúa en la frontera entre las dos, en el umbral de la existencia, de lo recién comenzado, de lo inacabado”. Se trata de una biografía crítica, lejos de la complacencia, que examina la figura de Pablo Picasso como artista, pero también como la polémica persona que fue. Un texto imprescindible para profundizar en la vida y la obra del creador.
“Picasso”. Colección Taschen 25, 20073
La editorial Taschen, todo un referente en libros de arte y de artistas, es la responsible de esta magnífica edición perteneciente a su colección Taschen 25. Calificado por The Times como “la introducción definitiva al alcance y la influencia de la obra de Picasso”, el contenido está estructurado en diecisiete capítulos que incluyen cerca de mil quinientas imágenes a color, así como numerosas fotografías en blanco y negro. La edición consta de dos volúmenes, magníficamente editados.
- Pablo Picasso: Biografía, obras y exposiciones - - Alejandra de Argos -
- Detalles
- Escrito por Marta S. Galindez
“El arte es garantía de cordura. Es lo más importante que puedo decir”. Estas palabras son un fiel reflejo de lo que la artista Louise Bourgeois (1911-1932) experimentó durante su vida. Considerada una de las creadoras más influyentes, poderosas y profundas de los siglos XX y XXI, Bourgeois no dejó de trabajar en su imaginario artístico particular hasta prácticamente el día de su muerte, a los 98 años de edad. Fuertemente influenciada por sus experiencias vitales, su infancia y su entorno familiar, su obra despliega un corpus creativo de altísimo nivel que se divide en cientos de formatos, materiales e historias.
Louise Bourgeois: arte creado desde las entrañas
Louise Bourgeois como "madre de las arañas". Fotografía de Peter Bellamy en crystalbridges.com
“El arte es garantía de cordura. Es lo más importante que puedo decir”. Estas palabras son un fiel reflejo de lo que la artista Louise Bourgeois (1911-2010) experimentó durante su vida. Considerada una de las creadoras más influyentes, poderosas y profundas de los siglos XX y XXI, Bourgeois no dejó de trabajar en su imaginario artístico particular hasta prácticamente el día de su muerte, a los 98 años de edad. Fuertemente influenciada por sus experiencias vitales, su infancia y su entorno familiar, su obra despliega un corpus creativo de altísimo nivel que se divide en cientos de formatos, materiales e historias. Las obras de Louise Bourgeois no son mera plástica ni espectáculo vacío: son relatos personales que se extienden a todo el colectivo de seres humanos, exhibiendo de forma impúdica sus sentimientos más profundos para llegar al fondo del espectador. Sus famosísimas arañas, sus perturbadoras celdas y sus poéticos e inquietantes grabados conforman una trayectoria vasta, única y fascinante, que trasciende las fronteras de la razón y la cultura para alcanzar el yo íntimo de quien las contempla y penetra.
Arch of Hysteria (1993). MoMA, Nueva York. En moma.org
Una infancia tejida alrededor de la familia
Louise Joséphine Bourgeois nace en París en 1911, en una familia estrechamente relacionada con el negocio textil: sus padres poseían una galería y un taller con telares donde se confeccionaban, restauraban y vendían tapices. Esta circunstancia marca profundamente el trabajo de la creadora, que a lo largo de su vida incluirá tejidos, cordeles, lanas y redes en gran parte de sus obras. El entorno familiar que rodea a Louise Bourgeois es acomodado y protector, pero al mismo tiempo inestable: en 1921, su madre Joséphine contrae la gripe española y cae gravemente enferma. Tan solo un año después, la familia contrata a la joven Sadie Gordon Richmond para trabajar como profesora de inglés. Sadie se convierte en la amante de Louis, el padre, y pasa temporadas viviendo en la casa familiar. Esta complicada situación afectará al carácter de Louise, que durante toda su vida experimentará un profundo sentimiento de abandono y un intenso miedo a la pérdida de sus seres queridos.
Saint Germain (1938). Litografía sobre papel. En moma.org
Con solo 12 años, su padre le pide que empiece a colaborar con el negocio familiar creando dibujos para los tapices. La artista en ciernes combina este trabajo con su educación y con las temporadas que dedica a cuidar de su madre, quien sufre varias recaídas y fallece en 1932. Ese mismo año, Louise se gradúa con honores en Filosofía. La muerte de su madre hace que caiga en una fuerte depresión de la que decide salir a través del arte: deja los estudios y entra en contacto con los talleres que entonces bullían en Montparnasse y Montmartre. En 1938 estudia con Fernand Léger; ese mismo año se desvincula del todo del negocio familiar y abre su propia galería de arte. Es también el año de su matrimonio con el historiador de arte Robert Goldwater, con quien se muda a Nueva York.
Sin título (Las cuñas) (1950). En hyperallergic.com
La artista en Nueva York. El comienzo de la escultura
Una vez en Norteamérica, Louise Bourgeois se enrola de inmediato en la Art Students League y se interesa por el grabado, técnica que no abandonará durante toda su vida. Durante esos años investiga la tridimensionalidad en el arte: a mediados de la década de los 40 crea su primera serie de esculturas en madera, tótems de formas estilizadas e inquietantes. En 1945 se inaugura su primera exposición en solitario, que tiene lugar en la prestigiosa Bertha Schaeffer Gallery de Nueva York. Son los años del imperio del Expresionismo Abstracto: Bourgeois entra en contacto con los artistas más representativos del movimiento y expone con figuras como Rothko, de Kooning o Pollock. Sin embargo, su obra se mantiene alejada de las encorsetadas propuestas abstraccionistas para mostrar un universo más carnal e inquietante. Louise Bourgeois desarrolló siempre un imaginario periférico a escuelas y tendencias, a las que trascendió creando una trayectoria artistica íntima y fascinante.
Tras la repentina muerte de su padre en 1951, la artista entra en una profunda depresión y empieza a desarrollar instalaciones envolventes relacionadas con sus recuerdos, experiencias y traumas. Es entonces cuando empieza a asistir a sesiones de psicoanálisis, entrando a la vez en un periodo de reclusión. En 1964 sale de su aislamiento para organizar una exposición en solitario, la primera en 11 años: en ella muestra su última obra, orgánica y plástica, y por primera vez incluye el concepto de “guarida” (que más adelante dará lugar a sus impresionantes Cells – Celdas).
Destrucción y confrontación: enfrentándose a las vivencias
The destruction of the father (1974). En historia-arte.com
La trayectoria artística de Louise Bourgeois parece ensancharse y enriquecerse a partir de 1973. Son los años de sus primeras instalaciones, basadas en el concepto de “lair” (guarida) y que utiliza como herramienta para enfrentarse a sus fantasmas personales. Tras la muerte de su marido, decide utilizar el dolor y el resentimiento enquistados en su interior para crear obras en las que (literalmente) desnuda su yo interior. Es el caso de The destruction of the father (1974), una impresionante instalación que parece reflejar el interior de un órgano vital y que al mismo tiempo reproduce una siniestra cena. El entorno, revestido de formas orgánicas y teñido de una luz roja, destila degradación e incluso “digestión”: es un enfrentamiento directo al recuerdo de su relación con su padre, que obligó a su familia a convivir con su amante (la tutora Sadie, a la que Louise Bourgeois adoraba) e incluso intentó emparejarla con uno de sus amigos (acto que derivó en su primer intento de suicidio).
En el libro Destrucción del padre/Reconstrucción del padre: escritos y entrevistas (1923-1927), la artista describe el doloroso proceso de creación de la obra: “Con The destruction of the father, el recuerdo que evocaba era tan poderoso, y tan duro el trabajo de proyectarlo hacia fuera, que [… ] sentía como si efectivamente hubiese sucedido. Realmente me transformó”.
Reportaje sobre la instalación Confrontation (1978), la performance A Banquet: A Fashion Show of Body Parts (1978) y varios aspectos de la obra de Louise Bourgeois.
Guaridas, celdas y arañas. El regreso del subconsciente
Los años de psicoanálisis de Louise Bourgeois se reflejan en muchas de sus obras. Pero es a partir de 1986 cuando empieza a crear ciertas piezas que contienen la esencia de su relación con sus experiencias vitales, el compromiso social y el subconsciente. Son las Cells (Celdas), instalaciones cerradas que cuentan historias en sí mismas y se convierten en experiencias que se filtran en la mente de quien las penetra. Articulated Lair (Guarida articulada, 1986) será la primera de una serie que comprende unas 60 obras creadas con elementos dramáticos, escenográficos y espacios de interacción. Y con la presencia, siempre, de las emociones. Louise Bourgeois empleó estos espacios para conectar su trabajo con determinados traumas vitales, utilizando esos escenarios como liberación: cuando el espectador entra en ellos y experimenta el mundo subconsciente de la artista, pasa a compartir sus pesadillas.
CELL XXVI (2003). En champ-magazine.com
A mediados de los 90, Louise Bourgeois empieza a explorar otra de sus obsesiones: la araña como madre, depredadora y tejedora. Acudiendo de nuevo a los referentes de su infancia (los telares, la madre enferma y a la vez protectora) y ya octogenaria, la artista empieza a diseñar esculturas con forma de araña que son a la vez terribles y frágiles, destructoras y víctimas. Para ella, la araña representaba “la inteligencia, la productividad y la protección”. Crea esculturas monumentales (como la famosa Maman de 1999, situada junto al Museo Guggenheim Bilbao) y a escala diminuta: seres casi mitológicos con la misión de reconstruir y restaurar. “Vengo de una familia de reparadores”, dijo en una ocasion. “La araña es una reparadora. Si rompes su telaraña, no se altera. Teje y la repara”.
Maman (1.999). En guggenheim-bilbao.eus
Louise Bourgeois fallece en 2010 a la edad de 98 años, sin dejar de trabajar e investigar hasta los últimos días de su vida. Su obra, vasta y llena de matices, es fundamental para comprender el devenir del arte de los siglos XX y XXI.
Exposiciones
Louise Bourgeois vio organizar su primera exposición individual en 1945. Desde entonces, su obra fue recorriendo distintas galerías y museos estadounidenses hasta la llegada del reconocimiento universal. Durante décadas, las exposiciones de su obra se han repartido por todo el mundo y arrastran a miles de visitantes. Hoy siguen despertando un enorme interés, tanto por parte de la crítica especializada como del público.
Louise Bourgeois - Tate Modern (2007-2008)
En el 2007, la Tate Modern de Londres inaugura una gran retrospectiva con la obra de Louis Bourgeois en colaboración con el Centro Pompidou. La muestra viajó después a distintos museos de Estados Unidos.
HONNI soit QUI mal y pense - La Casa Encendida (2013)
MAL haya QUIEN mal piense es el título de un dibujo de Louise Bourgeois, que dio nombre a la exposición que organizó La Casa Encendida en 2013. La selección se centró en revisar la obra realizada por la artista durante los últimos 10 años de su vida.
Louise Bourgeois. Estructuras de la existencia: las Celdas - Museo Guggenheim Bilbao (2016)
En colaboración con la Fundación BBVA, el museo Guggenheim Bilbao organizó en 2016 una gran exposición de las famosas Cells de la artista (veintiocho instalaciones en total) y del trabajo previo que le llevó a desarrollar estas piezas, plenas de imaginario personal.
Libros
He disappeared in complete silence (1947)
Este libro fundamental recoge el imaginario de una joven Louise Bourgeois, tanto en el aspecto plástico y artístico como en el literario. La artista lo construyó en el momento previo a su transición a la escultura, disciplina a la cual llegó a través de sus primeros tótems de madera. Las ilustraciones del libro reflejan la investigación que llevó a Bourgeois a la mencionada transición. El texto, breve e intenso, derivó de un esfuerzo por parte de la artista para difundir su obra y hacerla más conocida a nivel mundial. Si bien en su momento no fue un éxito, hoy día se considera una obra de referencia para comprender su trabajo. La edición no se terminó de completar hasta varias décadas después.
Louis Bourgeois: Destruction of the Father / Reconstruction of the Father (Writings and Interviews, 1923-1997)
“Cada día, tienes que dejar atrás el pasado o aceptarlo; si no puedes aceptarlo, te conviertes en escultora”. Es una de las muchas reflexiones que aparecen en este libro fascinante, que reúne los pensamientos y textos recogidos por Louise Bourgeois a lo largo de siete décadas. En el volumen también se recogen varias entrevistas que reflejan su concepto del arte, y dan pistas sobre el origen de muchas de sus obras. En sus páginas encontramos algunos de sus pen-thoughts (pensamientos de pluma), ilustraciones que combinan textos con dibujos. Es sin duda uno de los libros imprescindibles para comprender la rica y vasta obra de Bourgeois.
Estructuras de la existencia: las Celdas. Louise Bourgeois (2016)
El catálogo de la magnífica exposición que el Museo Guggenheim Bilbao organizó sobre las Celdas de Louise Bourgeois es también un estudio exhaustivo sobre este corpus de obra, fundamental en el trabajo de la artista. El estudio incluye la catalogación completa de cada instalación, así como las claves del proceso creativo que llevó a Bourgeois a diseñar y completar cada una de ellas. En sus páginas encontrarnos un análisis exhaustivo de los conceptos que constituyen la base de su obra: el espacio y la memoria, el pensamiento consciente y el subconsciente, el cuerpo y la arquitectura.
- Louise Bourgeois: biografía, obras y exposiciones - - Alejandra de Argos -