Alejandra de Argos por Elena Cue

Leïla Slimani: Canción Dulce, Chanson douce

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Leïa Slimani, (1981) es una joven autora franco marroquí, educada en lengua francesa y ganadora con su segunda novela del premio más prestigioso de las letras francesas, El Goncourt, en 2016. En un estilo netamente francés, con un tono que recuerda a su compatriota Emmanule Carrère, Slimani narra con ritmo vertiginoso y con la lentitud propia de la rutina cotidiana una trama delirante que deja al lector en una situación incómoda donde quedan reflejadas situaciones fácilmente identificables. La lectura de la novela se acelera con el discurrir de la narración en una búsqueda de lo que se esconde detrás de un hecho que conocemos desde el comienzo. La ficción y la no ficción se entremezclan de tal manera que es difícil distinguir una de otra. Los personajes bailan alrededor de la protagonista, una mujer extraña e inaprensible que deja a la vista solo una parte de su personalidad para que el lector conforme su retrato según avanza la lectura. Nada parece quedar al azar.

Leïa Slimani, (1981) es una joven autora franco marroquí, educada en lengua francesa y ganadora con su segunda novela del premio más prestigioso de las letras francesas, El Goncourt, en 2016.

 

 LEILA SLIMANI 

 Leïla Slimani. foto Heike Huslage-Koch (CC-BY-SA 4.0)

En un estilo netamente francés, con un tono que recuerda a su compatriota Emmanule Carrère, Slimani narra con ritmo vertiginoso y con la lentitud propia de la rutina cotidiana una trama delirante que deja al lector en una situación incómoda donde quedan reflejadas situaciones fácilmente identificables. La lectura de la novela se acelera con el discurrir de la narración en una búsqueda de lo que se esconde detrás de un hecho que conocemos desde el comienzo. La ficción y la no ficción se entremezclan de tal manera que es difícil distinguir una de otra. Los personajes bailan alrededor de la protagonista, una mujer extraña e inaprensible que deja a la vista solo una parte de su personalidad para que el lector conforme su retrato según avanza la lectura. Nada parece quedar al azar. Los personajes se van entrelazando hasta quedar a la vista sus fobias y debilidades frente al otros. Con gran minuciosidad describe el ambiente de la casa donde se desarrolla una parte importante de la acción como testigo incómodo de una realidad asfixiante.

Sin tener nada en común Louise, la niñera de la novela, me ha traído a la memoria la figura de Vivian Maier, conocida como la fotógrafa niñera. Aquella americana enigmática y solitaria que paso su adolescencia en Francia y volvió a su país natal, en la década de los cincuenta, primero a Nueva York y más tarde a Chicago, para trabajar cuidando niños sin dejar a un lado su verdadera vocación, la fotografía, cuya obra, hoy mundialmente conocida, no vio la luz hasta después de su muerte en 2009. Ella fue capaz de encontrar en la cotidianeidad de su vida una fuente de inspiración que plasmo en miles de imágenes fotográficas que rompieron con cualquier frustración derivada de un trabajo poco gratificante. Las calles, con y sin gente, los niños que cuidó y alambicados autorretratos quedaron plasmados en más de cien mil negativos, recuperados prácticamente todos gracias al trabajo del crítico John Maloof. También se han encontrado algunas películas en súper 8 que ella misma rodó y grabaciones de audio, lo que han convertido a Vivian Maier en una cronista excepcional de dos de las grandes urbes americanas.

Esta digresión nos ayuda a comprender lo poco que sabemos de la condición humana y de lo que se esconde detrás de unos gestos que en apariencia resultan normales. Slimani nos muestra el enigma que subyace en el inconsciente y de qué manera, cuando menos lo esperas salta con furia en el escenario equivocado para dar paso a reacciones incomprensibles. La narración consigue descolocar al lector que trata de entender lo irracional, lo que la sencilla apariencia no deja ver, lo que se escapa a nuestra observación, los pequeños detalles que describen a la perfección la atmósfera que se respira dentro y fuera del lugar de los hechos. Es una novela difícil de recomendar a las madres que tienen que dejar a sus hijos en manos extrañas durante muchas horas sin saber realmente lo que ocurre en su hogar.

La condición femenina y el debate entre maternidad y vida profesional aparece en la novela sin ningún tipo de maquillaje. La disyuntiva entre el cuidado de los hijos o la vida laboral pone de relieve la complejidad de la elección. La auto justificación de los padres frente a la dejación de funciones y de las prioridades del momento, reflejan el dilema de cómo afrontar situaciones en las que a menudo no encontramos enredados.

La novela está inspirada en un hecho real acaecido en la ciudad de Nueva York en el año 2012.

 

 

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