Alejandra de Argos por Elena Cue

Este libro de magnífica edición reúne los dibujos realizados por 77 artistas en los campos de concentración nazi. Un testimonio escalofriante, y al mismo tiempo esperanzador.

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Cubierta de “Artistas en los campos nazis”. Javier Molins. Diseño de Ana Artlis. Nagrela Editores, 2019

 

“El hombre es el único ser capaz de crear imágenes de forma consciente, lo que comúnmente denominamos ‘arte’; al mismo tiempo, es el único capaz de organizar de forma sistemática una gran matanza de miembros de su misma especie”. Con estas palabras Javier Molins resume a la perfección el libro “Artistas en los campos nazis”, publicado en 2019 por Nagrela Editores y con un excelente diseño a cargo de Ana Artlis. El libro constituye un impresionante testimonio de la vida en los campos de concentración nazis, un reflejo directo captado por ojos que vieron la muerte, la tortura y la supervivencia en primera línea. En sus páginas se reproducen dibujos de setenta y siete artistas que vivieron en los campos, muchos de los cuales no sobrevivieron al Holocausto. Los dibujos no solo constituyen un testimonio imprescindible de las condiciones de vida de los presos, sino que también muestran una calidad artística excepcional: más aun, como comenta su autor, teniendo en cuenta que muchos de autores y autoras se sabían en la antesala de la muerte. Algunos de estos dibujos fueron pruebas esenciales en los tribunales que juzgaron posteriormente a los nazis; es el caso de los de Józef Szajna, actualmente expuestos en el Museo de Auschwitz.

 

 

Presentación a cargo de Javier Molins, el editor Rubén Lerner y la diseñadora del libro, Ana Cortlis (Centro Sefarad-Israel).

 

Javier Molins, Doctor en Bellas Artes por la UPV, periodista y profesor de la Royal Academy of Arts de Londres, ha elegido un dibujo icónico para la portada. Con el título de “Nuestras Biografías” y realizada entre 1944 y 1945, la imagen ronda la abstracción y resulta impactante por su cualidad testimonial: unas hileras de líneas verticales y círculos negros reflejan filas de personas con el tristemente célebre “pijama de rayas”, y nos recuerda el intento de deshumanización llevado a cabo por los nazis. En el interior del libro encontramos otros dibujos, algunos de ellos más realistas, otros igualmente esquemáticos. Pero todos ellos destilan autenticidad, inmediatez y horror, así como la necesidad del ser humano de crear arte y belleza incluso en las condiciones más difíciles. Son las obras de Esther Lurie, Zoran Mušic o Jan Baras-Komski, entre muchos otros, prisioneros en los campos de Kaunas, Dachau, Auschwitz o Mathausen: testimonios de algunos artistas que no lograron sobrevivir, y otros de quienes sí lo consiguieron. Son casos como el de Maja Berezowska o el del español José Cabrero Arnal, que conservó su vida gracias a los dibujos eróticos que realizaba a petición de sus carceleros. El libro es, por lo tanto, un homenaje a la supervivencia y a la pervivencia de la condición humana a través del arte: un testimonio inolvidable de quienes conservaron su cualidad de ser humano por encima del horror.

 

 

 

Esta nueva y brillante edición nos invita a acompañar al romántico alemán durante su participación en las guerras posteriores a la Revolución Francesa.

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Cubierta de “Campaña de Francia – Sitio de Maguncia”. Johann Wolfgang von Goethe. Edición y traducción de Kilian Lavernia. Guillermo Escolar Editor.

 

Su cualidad autobiográfica hace de estas dos obras unos documentos de relevancia excepcional. Tanto Campaña de Francia como Sitio de Maguncia fueron escritas por Johann Wolfgang von Goethe tras su participación en las Guerras Revolucionarias durante el verano de 1792. Durante aquellos días, el ejército prusiano se lanzó contra la frontera francesa con el objetivo de invadir el país y frenar el avance de la Revolución. Y con él, el auge de la República. Goethe acompaña a dicho ejército, al que se incorpora como soldado, y aprovecha la ocasión para realizar una descripción exhaustiva, poética y evocadora de los paisajes naturales y humanos. La detallada y ágil descripción de las campañas y del transcurso de los días brilla a través de la magnífica edición y traducción de Kilian Lavernia. El editor conserva la fluidez y la agilidad de las palabras del poeta, haciendo de la lectura del libro un auténtico placer. Las notas a pie de página, por otra parte, nos ayudan a identificar a importantes personajes históricos y a localizar enclaves o monumentos. También son indispensables para comprender las formas de hacer política de la época, y los usos y costumbres sociales. Son notas profusamente documentadas que terminan convirtiéndose en parte fundamental del libro, y aportan una importante diferencia con respecto a otras ediciones anteriores.

 

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Retrato de Goethe. En Wikipedia

 

Si hay algo que debemos agradecer al poeta (además de su magnífica prosa) es que se aleje de la estricta descripción de la campaña militar para centrarse en las personas, y relatarnos sus historias y situaciones. El libro comienza con una descripción romántica de un grupo de mujeres de la alta sociedad, a través de cuya situación Goethe nos empieza a dar información sobre el estado de las cosas y el avance de las contiendas. Así, el escritor nos relata cómo una de las integrantes del grupo “no parecía tan inquieta y alterada como el resto del grupo, que sin duda vivía inmerso en esperanzas, inquietudes y congojas. Por aquellos días, los aliados habían penetrado en Francia. ¿Se rendiría de inmediato la ciudad de Longwy o acaso opondría resistencia? ¿Se juntarían también las tropas francesas republicanas con los aliados y, tal como se había prometido, todos se declararían partidarios de la causa justa y facilitarían el avance?”. La prosa romántica del poeta y escritor alemán persigue en todo momento dar una descripción digna de todo aquello que formó parte de las guerras, desde los escenarios y paisajes hasta todas y cada una de las personas. La tolerancia y el respeto a las ideas contrarias queda patente, por ejemplo, en uno de los primeros párrafos del libro. En él, Goethe se reúne con varios amigos científicos; durante la reunión, señala, “no se habló de política, y sentimos que había que guardarse mutuamente de hacerlo; pues mientras ellos no negaban del todo sus convicciones republicanas, resultaba obvio que yo me apresuraba a marchar con un ejército que debía poner un punto y final justamente a esas ideas y a su repercusión”. Un texto y una edición, en definitiva, fundamentales para comprender (y vivir a través de la literatura) una época convulsa y fascinante en la historia de Europa.

 

 

 

El libro analiza la experiencia de doce personajes clave y ofrece un punto de vista innovador, apasionado y apasionante.

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Cubierta del libro “Peregrinos del Absoluto”. Rafael Narbona, 2020. Editorial Taugenit

 

Sobre la palabra “mística”, la Real Academia Española nos ofrece una escueta y certera definición no exenta de poesía: “Parte de la teología que trata de la vida espiritual y contemplativa, y del conocimiento y dirección de los espíritus”. Pero en esta ocasión, es evidente que la definición se queda corta. No es fácil describir la experiencia mística en tan pocas palabras, como tampoco lo sería definirla en miles de páginas. Por lo tanto, en su libro “Peregrinos del Absoluto” (2020, Ed. Taugenit) Rafael Narbona ha optado por dejar hablar a quienes la vivieron como parte activa de sus vidas. El libro, un ensayo de altísimo nivel, dedica doce capítulos a doce personajes que experimentaron o buscaron la unión con lo trascendental de muy distintas formas. Su autor apuesta de forma decidida por un estilo intenso, que se adapta a la perfección a la potencia de la propia experiencia mística; y al mismo tiempo, señala la necesidad de dicha experiencia en nuestro mundo actual. “Ser místico ya no será una posibilidad, sino una necesidad en un mañana que empuja a los dioses hacia un exilio sin grandeza”, afirma en sus primeras páginas. Una necesidad, la de formar parte de un todo inaprehensible y que supera en mucho a nuestra capacidad de comprensión, que ha acuciado al ser humano desde el principio de los tiempos.

 

 

Rafael Narbona presenta su libro “Peregrinos del Absoluto” en el Centro Sefarad-Israel de Madrid.

 

“Peregrinos del Absoluto” nos transporta a las vidas de doce personalidades, que dejaron huella en sus tiempos y en épocas posteriores. Santas y santos como Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz, sí; pero también pensadores y pensadoras como Simone Weil o Miguel de Unamuno, o poetas como Cioran o Rilke. Uno de los aspectos más interesantes de la selección es que estamos ante un grupo de “contemplativos de la acción”, como el propio Narbona los define: personas que viven o buscan su particular experiencia desde la palabra o la acción. Son poetas, escritores, pensadores, activistas, artistas… Y probablemente, lo que es común a todos ellos (y al propio autor) es la búsqueda: no tanto la experiencia vivida, como la necesidad de vivirla. Una necesidad que persigue sacarnos a de un mundo de consumo inmediato y vacuo, y llevar al Yo a ese lugar donde termina la razón y empiezan la fe y la espiritualidad. Conceptos que, además, no tienen por qué ser necesariamente religiosos, sino que también son filosóficos. Así, Rafael Narbona consigue con este magnífico ensayo acercarnos un poco más a la experiencia mística. En sus propias palabras, a la “interiorización de un Dios personal”.

 

 

 

La muestra, organizada por el Museo de Bellas Artes de Sevilla, reúne más de ochenta pinturas y reivindica su obra, pionera en el tratamiento de la arquitectura y renovadora del estilo barroco en España.

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Con motivo del 400 aniversario del nacimiento de Juan de Valdés Leal (1622-1690), el Museo de Bellas Artes de Sevilla organiza esta temporada la exposición ‘Valdés Leal (1622-1690)', una gran retrospectiva con ochenta y ocho obras del maestro barroco andaluz. Valdés Leal, conocido como “el pintor de los muertos” por sus lienzos ‘Postrimerías’ (dos grandes pinturas realizadas para el Hospital de la Caridad de Sevilla), es así reivindicado como un artista cuya obra va mucho más allá que el tenebrismo o lo siniestro. Fue un auténtico pionero en el tratamiento de la arquitectura y un artista en constante búsqueda de la innovación. La importancia de su trabajo queda patente en esta magnífica expsición, revelando a un artista que “transformó los principios del barroco que imperaban en Sevilla con un estilo teatral, dinámico”, en palabras de Valme Muñoz, directora del Museo de Bellas Artes de Sevilla. De las piezas que se muestran, 63 proceden de museos e instituciones culturales de distintas partes del mundo: han sido prestadas para la ocasión por el Museo del Prado, la National Gallery de Londres, el Kuntshalle de Hamburgo, el Nacional de Arte de Cataluña, la Catedral de Sevilla, la Hermandad de la Santa Caridad y de la Biblioteca, así como varias colecciones privadas.

 

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Museo de Bellas Artes de Sevilla. Foto: Rocio Ruz 

 

 

Patricia del Pozo, consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, presenta la exposición 'Valdés Leal (1622-1690)' durante su inauguración en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Europa Press.

 

El trabajo de Valdés Leal resulta fundamental para el avance de la práctica artística de la época. En declaraciones al periódico El País, la directora del Museo de Bellas Artes de Sevilla lo explica así: “es el primer pintor barroco que incluye la perspectiva y la escenografía en sus obras. Crea un espacio arquitectónico en el que integra a las figuras, algo que comenzó a hacer después de su viaje a Madrid sobre 1655, cuando conoce el trabajo de Herrera el Mozo y de los hermanos Ricci”. La muestra permanecerá abierta hasta el 27 de marzo de 2022 y se puede contemplar en tres de las salas del museo. Entre las obras expuestas se encuentra una de las célebres ‘Postrimerías’ del Hospital de la Caridad de Sevilla, concretamente la titulada ‘Finis Gloriae Mundi’, así como dos libros de actas pintados, 15 dibujos, dos aguafuertes y una talla en madera policromada que representa a la Virgen del Rosario. Es una de las dos únicas esculturas realizadas por Valdés Leal que se conservan en la actualidad, si bien en la exposición también se pueden admirar algunos trabajos de policromía que el artista hizo para otros colegas. La muestra se articula en tres secciones: El pintor de imaginería, centrada en la innovación que supuso la inclusión de la arquitectura en sus composiciones; El genio creador, con trabajos que desvelan la faceta de diseñador, escenógrafo y grabador; y una tercera con obras realizadas para distintas órdenes religiosas.

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San Jerónimo disputando con los doctores paganos. Foto de Juan Carlos Vázquez en diariodesevilla.es

 

Desde hacía décadas, el ser humano no se había sentido tan vulnerable como en este principio de siglo y de milenio. Con su último libro, el filósofo Miquel Seguró Mendlewicz nos invita a analizar el concepto de vulnerabilidad y a “pensarlo” con ayuda de la filosofía de René Descartes.

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Cubierta del libro “Vulnerabilidad”. Miquel Seguró Mendlewicz, 2021. Editorial Herder

 

“Reflexionar sobre la vulnerabilidad es cuestionarnos hasta las últimas consecuencias por el material sensible con el que construimos nuestras experiencias”. Esta frase aparece en una de las primeras páginas de “Vulnerabilidad”, el último libro de Miguel Seguró Mendlewicz publicado por Herder. El concepto no puede ser más interesante: es una invitación a reflexionar sobre la vulnerabilidad como tal, pero también como la condición del ser humano como ser vulnerable en primera instancia. En esta época en la que la pandemia nos ha dejado bien claro que la Humanidad no es indestructible (aunque todos pensemos íntimamente que nunca vamos a morir), el filósofo nos ofrece en su obra una reflexión imprescindible. Y no solo nos propone su propia reflexión, sino que estructura una guía o esquema a través del cual desarrollar nuestras propias ideas. Como él mismo señala, para alimentar la necesidad de pensar, una vez más, qué somos como seres humanos. Porque somos vulnerables, sí; pero Seguró Mendlewicz nos recuerda que lo somos para lo negativo y para lo positivo. Nos pueden herir la enfermedad, la muerte o la traición, pero también el amor, la solidaridad y el compañerismo. Así, a través de la vulnerabilidad y la “permeabilidad”, los seres humanos nos definimos como lo que somos.

 

 

Miquel Seguró Mendlewicz habla sobre su libro “Vulnerabilidad” para la Editorial Herder

 

Si bien se trata de un tema fascinante, debemos aclarar que no estamos ante una obra ligera. El libro está escrito como un ensayo filosófico fundamentado y profundo, algo que se agradece (y mucho) en unos tiempos en los que todo pide ser aligerado y fácil de asimilar. Seguró nos invita a acompañarle en sus reflexiones, bien estructuradas y organizadas, junto con un tercer invitado: René Descartes. Según comenta el autor en su blog, se ha apoyado en su filosofía por ser “propicia para meditar sobre la vulnerabilidad, proponiendo una reflexión filosófica que proyecta la vulnerabilidad como condición de la vida humana, en todas sus magnitudes”. La obra está estructurada en torno a dos áreas básicas de pensamientos: la realidad de la existencia de la vulnerabilidad (su pathos o bloque teórico) y su integración en la vida y el comportamiento, tanto general como individual (su ethos o bloque práctico). A partir de esta clasificación, el autor nos ayuda a investigar la necesidad y el porqué de nuestra vulnerabilidad como individuos y como especie. El objetivo: intentar comprenderla como una predisposición a que nos “pasen cosas”, sea para bien o para mal. Como seres imperfectos y abiertos que somos. En definitiva, como seres humanos.