Entrevista a Iñigo Navarro.

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No todos los días se hace un descubrimiento como este. Hace poco pesqué a un outsider ignoto para la mayor parte del mercado pero con una creciente influencia en los círculos más profundos del arte nacional. Di con él por pura casualidad, pero esa es otra historia. Su nombre es Íñigo Navarro.

 

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Os transcribo la conversación. Personalmente pienso que no tiene desperdicio.

-¿puedo pasar?-Dije tímidamente desde una de las puntas del estudio

-¡Un momento que me vista!-“oh dios mío ¿Vestirse?” Navarro apareció al par de minutos con una bata de leopardo y la cara epatada

-Por la virgen santísima, eres guapísima ¿Eres una diosa?-Antes de contestar agarré el spray mostaza que siempre llevo en la chaqueta, parecía inofensivo pero con los artistas nunca se sabe.

-Bueno, soy Calíope, Calíope Garmendia.

-¿Y qué has venido a hacer aquí Calíope Garmendia?

-Siento curiosidad por ti, por tú trabajo ¿Qué hacías desnudo?

-Exploraba mi cuerpo

-Bueno… dejemos ese tema…

-Oh no, no, no es lo que crees… Tengo un amigo performer… ¿Cómo te lo explicaría yo…? Este amigo mío se desnuda en lugares poco apropiados, como podría ser el baño de caballeros de un bar, siempre hay alguien que termina tomándoselo mal y le agrede. El luego va al estudio y fotografía sus heridas. Las seria en cinco y las envía a su galería de Colonia que le devuelve un capital. Este amigo sostiene que el artista solo reside en el cuerpo del artista y que el conocimiento del propio cuerpo es imprescindible. Yo tengo un gran interés en la vigencia conceptual de mis piezas de ahí que analice cuidadosamente todos los factores.

-Ese amigo tuyo parece interesante, quizás podría entrevistarle.

-Por supuesto, cuando salga de la UCI, le pondré en contacto contigo.

-¿Eh?..., déjalo, vayamos al grano, hablemos de ti, veo que tienes el estudio lleno de obra. Algunas de las piezas son enormes ¿Cuánto mide este?

-tres metros de largo. Pero me parece que se me queda un poco pequeño. Estoy preparando una gran acción en Ávila, con más de cien modelos, y quiero que los que estén en primer plano aparezcan a tamaño natural. Eso significa que el siguiente cuadro debe medir cuatro metros por ocho.

-La gente va disfrazada

-Es una ceremonia. Una interpretación de la exótica barbarie que nos rodea ¿te apetece salir en el próximo cuadro?

-Por ahora no, gracias  ¿Te podrías extender algo más en esas disquisiciones antropológicas que acabas de mencionar?

-Por supuesto, lo que quiero decir es que aun celebramos mortalmente los encierros pamplonicas, subimos a los enxanetas a lo alto de un Castell sin pudor a la caída al abismo, los ateos pasean a la Macarena entre lágrimas, andamos descalzos sobre brasas ardientes o los padres compran petardos a sus hijos para celebrar los masclets, entre otras muchas peculiaridades.

-España ha cambiado mucho

-Es verdad que hemos cambiado y ahora somos otras muchas cosas, pero esas muchas otras cosas, que en general son idénticas a las del resto de la humanidad  no reclaman mi interés. Ni creo que tengan demasiado interés para el arte. La globalización en el arte no deja de ser eso, una uniformidad de conceptos terriblemente dañina para la creatividad.

-¿Esa es la razón por la que pintas?

-Pues sí. La escuela de pintura española es legendaria. Si algo nos ha enseñado la tautología frenética que es el debate del arte hoy en día,  es que no hay una técnica en concreto que supere a las demás. Al escoger la pintura elimino todos los factores brillantes o efectistas que los nuevos medios pudieran tener y de este modo ir a la esencia de la idea que quiero transmitir. Y paradójicamente, alejarme de la tendencia institucional, la academia contemporánea.

-¿Cuál es esa idea?

-La fatalidad. Hagamos lo que hagamos nos espera la muerte, me llama la atención todo lo que llegamos a hacer para pasar el rato hasta que nos llega la hora. El hecho de hacer algo tan antiguo como pintar se puede considerar un super chiste o la cosa más importante, es muy ambiguo. Yo no le tengo miedo a la muerte, qué conste.

-¿Ah no?

-Claro que no, estoy convencido de que la muerte no es el final. Además te lo puedo demostrar matemáticamente ¿quieres que te lo demuestre?

-¡No, por favor! Eso de que “la muerte no es final” ¿no se contradice con tu idea de la fatalidad?

-Bueno…, no. Estoy generalizando. Nuestra época, en occidente claro, es la mejor que se ha vivido en toda la historia, sin embargo creo que hay síntomas de decadencia. El materialismo es el nuevo dios y eso tiene sus peligros. El mayor miedo standard en la población es el de la muerte. Esto es algo inédito en la historia de la humanidad y tiene consecuencias más graves sobre nuestra vida cotidiana de lo que parece y sobre el arte más 

-¿Entonces para hacer algo genial hay que creer en Dios?

-No, por supuesto que no, pero ayuda. Uno no puede hacer algo excepcional como quien se toma un yogurt. Son necesarias una inmensidad de horas de trabajo sin la certeza de ser recompensado con una obra genial. Para superar esa fase sin caer en tentaciones materialistas ayuda tener Fe. La que sea, da igual ¿Te apetece un café?

-No, muchas gracias 

-Yo me voy a poner uno si no te importa

-¿hay a muchos artistas que les cuesta hablar de su obra pero a ti no parece importarte?

-Al revés, hablar de lo que hago me encanta. Paso horas al teléfono, como una adolescente en efervescencia, hablando de  arte con los colegas de profesión. Otra cosa es que te explique exactamente lo que hago. Eso no lo puedo explicar salvo exponiéndolo. Las cosas que hago están hechas para exhibirse, es donde alcanzan su apogeo comunicativo. Fíjate, me pasó en una exposición, en Scope London, que un señor de Bristol se emocionó tanto con una de mis fotos, que no pudo evitarlo y relajó los esfínteres. 

-Oh Dios mío

-Se tiró un pedo de tal calibre que, abochornado, terminó comprándome dos fotos.

-¡Qué asco!

-Pobre hombre, jamás me he sentido tan honrado por la reacción de alguien ante una de mis obras.

-¿Cuáles son tus referencias?

Konrad, Kennedy Toole, Sharpe, Amélie Nothom en cuanto a escritores. Artistas rescato a dos, de entre los mucho que me gustan, Velázquez, no sólo por su capacidad técnica evidente, sino por su conocimiento del mundo y su sensibilidad. El otro es Antonio López, por lo que hizo por mí en sus talleres, es un auténtico artista de los pies a la cabeza, lleno de fuerza y de amor por la pintura. Pero si tengo que nombrar un alma gemela artística diría que es Berlanga, el difunto director de cine, Dios lo tenga en su gloria.

-¡Un director de cine!

-Berlanga era un maestro a la hora de contar cosas y no restar el supuesto misterio implícito en una obra de arte. Ese es mi leit motiv, comunicarme y ser comprendido sin que desaparezca la magia.

-¿Y en qué estás ahora? ¿Qué vas a hacer con toda esta obra por aquí acumulada?

-Esto que ves son cuatro años de estudio. En esos cuatro años he intentado por un lado descifrar que es lo mejor que hay dentro de mí y entender cómo se debe expresar. Es un proyecto muy ambicioso y complejo, donde aspiro a la eternidad.

-No tienes abuela

-La verdad es que sí, y confirmará mis palabras, no te quepa duda.

-Ha sido un placer

-De eso nada, el placer es mío, no es nada fácil que te visite una de las nueve musas y desde la lejana ciudad de Argos.

 

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Actualizado el 10 de Julio de 2014: Iñigo Navarro gana la XI bienal de Albacete con un jurado excepcional, entre otros Antonio y julio López y Guillermo Solana.

Para saber más sobre este genial artista http://www.inigonavarro.es