Este libro se centra en algunas de las preocupaciones y desafíos propios de la modernidad europea desde el reconocimiento de la necesidad de encontrar en el presente nuevas formas de dar sentido y orientación a la vida humana, siguiendo el hilo conductor que, para ello, ofrece la reflexión de Nietzsche sobre Europa y la cultura europea.
Singladuras Nietzscheanas
Este libro se centra en algunas de las preocupaciones y desafíos propios de la modernidad europea desde el reconocimiento de la necesidad de encontrar en el presente nuevas formas de dar sentido y orientación a la vida humana, siguiendo el hilo conductor que, para ello, ofrece la reflexión de Nietzsche sobre Europa y la cultura europea. Para ello el autor opera con un concepto del ser humano como ser cultural, es decir, como ser que, habiendo sobrepasado la pura animalidad en su pasado ancestral, se ha configurado como humano, a lo largo de las épocas, en virtud de un proceso de hominización, de socialización y de moralización, de tal modo que ha hecho de la cultura el horizonte que engloba todos los aspectos de su existencia, tanto individual como colectivamente. Partiendo de lo que aportan las ciencias tanto naturales como históricas, es posible describir entonces el proceso de hominización y de culturización específicamente europeo producido bajo distintas formas y con diferencias entre las distintas épocas y frente a otras culturas, dando lugar a la posibilidad de diferenciar entre “tipos” o “estilos” de vida.
Sobre esta base, el tratamiento de la cultura europea se centrará entonces, con preferencia, en el estudio de los valores, normas e ideales que han contribuido a fundamentar su identidad. Y lo hará de forma crítica, es decir, evaluando esos valores que han funcionado como condiciones de vida en la historia de nuestra cultura, y que, en parte, han contribuido a su potenciamiento y expansión, pero que también, en parte, han contribuido a su debilitamiento y decadencia. Pues sólo a partir de esta evaluación es posible pensar en nuevas posibilidades de futuro. La reflexión filosófica no ha de ser sólo una actividad teórica, sino que debe ser misión suya también contribuir a la tarea de entrenar al ser humano para propiciar los tipos más saludables y las formas de vida más fuertes. Para ello se deben impulsar cambios en los valores dominantes hasta que una eventual creación de valores nuevos y su respectiva asimilación gradual puedan hacer posible el advenimiento de mejores tipos de seres humanos, e incluso de un ser humano superior en un contexto renovado de la cultura europea. Pues que la filosofía sea una genealogía, en el sentido en que la diseña Nietzsche, implica entender la búsqueda del conocimiento dirigida, por un lado, a la identificación de las fuerzas de la vida que actúan secretamente en la producción de los valores y de los ideales para, a partir de ese conocimiento, por otro, tratar de intervenir en el ámbito de la cultura y en el tipo de condiciones de existencia que podrían hacer posible un progreso en las formas y modalidades del “buen europeo”.