Svetlana Alexievich es el nombre de la ganadora del último Premio Nobel de literatura, una mujer nacida hace 68 años en Stanislaviv (Ucrania). A finales de los 60 se trasladó a la capital de Bielorrusia, Minsk, donde estudió periodismo y donde ha desarrollado gran parte de su actividad profesional. Su lengua materna, el ruso, es el vehículo de todo su trabajo y forma parte de los escasos ejemplos de un Nobel de Literatura asociado a una obra de no-ficción. Theodor Mommsen, Winston Churchill y Solzhenitsyn fueron igualmente galardonados por sus investigaciones históricas.

 

 La guerra no tiene rostro de mujer 

 

Su obra denuncia desde las voces de sus protagonistas algunas de las crisis más importantes ocurridas en la Unión Soviética durante el siglo XX - La Segunda Guerra Mundial, la guerra en Afganistán, el desastre nuclear de Chernobyl o el Colapso de la Unión Soviética- . Alexievich inventa un nuevo género literario donde el lector se topa con la verdad descarnada desde lo más profundo del dolor del alma humana.

La Guerra no tiene rostro de mujer es prácticamente una tesis doctoral sobre la actuación de las mujeres de la Unión Soviética en el campo de batalla durante La Segunda Guerra Mundial. El libro se compone de microrrelatos y pequeñas historias de aquellas mujeres que se jugaron la vida por su país pero que nadie hasta ahora se había acordado de ellas. Alexievich recuerda como siendo ella una niña escuchaba a las mujeres del pueblo contar historias de la guerra. Aquello se le quedó grabado y quiso saber más. Siendo ya periodista comenzó a entrevistar a cientos de esas mujeres que habían servido en el ejército rojo durante la Segunda Guerra Mundial y sus monólogos fueron construyendo una cartografía riquísima sobre el papel y la visión de las mujer durante este periodo tan terrible de nuestra reciente historia. Mujeres supervivientes a situaciones terriblemente difíciles, trágicas y dolorosas que nos resultan inimaginables hoy en día. Todas esas vivencias contadas desde la memoria de lo más íntimo de sus protagonistas, conforman una obra coral cuyo resultado es una única historia – lo que significó la guerra contra el invasor alemán para las mujeres rusas y el sentido que ellas tenían de la patria -. Alexievich consciente de la dureza del relato y de la veracidad de cada una de las palabras que concatenan las historias concede alguna tregua al lector frivolizando sobre las pequeñas cosas que conforman la vida cotidiana de cualquier ser humano, incluso en la guerra. Una prosa limpia y sin artificios resuelve con brillantez las dificultades que entraña hablar de sentimientos, siendo capaz de transmitir una empatía con sus entrevistadas que no dejan duda de la veracidad de sus relatos y que impregnan todo el libro de una fuerza incontestable.

 

 World War II Soviet female snipers unknown author 

World War II Soviet female snipers, unknown author 

 

La Guerra no tiene rostro de mujer, escrito en 1983, se publicó en Rusia en 1985 con la llegada de la perestroika y su éxisto en la Unión Soviética fue espectacular. En España su publicación ha coincidido con la concesión del Premio Nobel de Literatura.

Este no es un libro más sobre la guerra, ni sobre la barbarie de nuestro tiempo, sino una reflexión sobre muchas de las esperanzas puestas en una ilustración frustrada por los acontecimientos que van conformando la historia. Cuando Lyotad habló en 1979 de la crisis de los grandes relatos frente a la multiplicidad de las pequeñas historias cuya variedad resulta irreductible, puso de manifiesto lo que Alexievich hace a diario, mantener la identidad de cada uno de sus interlocutores sin quebrar la credibilidad de la narración.

Recomendar su lectura me parece una osadía por mi parte, pues como dijo Kafka, este es un libro que merece nuestra atención, se nos clava como un hacha, resquebrajando lo que está congelado en nuestro cerebro y en nuestro espíritu.

 

 World War II sniper Roza Shanina with her rifle 1944. Photo by A. N. Fridlyanski 

World War II sniper Roza Shanina with her rifle, 1944. Photo by A. N. Fridlyanski 

 

 - La guerra no tiene rostro de mujer. Svetlana Alexievich -          - Alejandra de Argos -